White Knight Chronicles II
Un híbrido sin identidad.
El nivel de personalización de prácticamente todos los parámetros de combate resulta digno de admiración, eso sí. Al contrario que en todos los RPGs donde cada personaje tiene una cualidad diferente, aquí todo es modificable a gusto del consumidor. Con el sistema de activación de habilidades es posible especializar a todos y cada uno de los personajes con las habilidades que queramos (combate con armas de corto o largo alcance, magia, etc) desde cero, pudiendo borrar las habilidades y rehacerlas en cualquier momento de la aventura.
Las habilidades adquiridas se pueden añadir al menú de combate, donde podemos seleccionar veintiún accesos rápidos a la hora de hacer frente a los enemigos, y que también se pueden alterar en cualquier momento. Además, también se pueden elaborar “combos” con los diversos golpes y ejecutar así un ataque mucho más contundente.
Sin embargo, a pesar de todo este sin fin de acciones, los combates se tornan lentos y repetitivos. Los enormes mapeados que posee el titulo están plagados de enemigos, a los que se hace frente en tiempo real al aproximarse a la zona que habitan. La sucesión de combates contra enemigos estándar son demasiado simples y sencillos y, además de producirse con excesiva asiduidad, se pueden resolver simplemente con machacar el botón X, por lo que todas las configuraciones posibles parecen quedar como mero adorno y terminan utilizándose simplemente en combates importantes o contra enemigos de mayor envergadura. La dificultad en general no es excesiva, nada que no se solucione con un poco de farmeo o con una invocación al caballero blanco.
White Knight Chronicles II mantiene la posibilidad de realizar misiones online. Ahora hasta seis personas (en la primera entrega eran cuatro) pueden realizar cacerías por la red colaborando entre ellos para llevar el objetivo a buen puerto. La dificultad de los enemigos aumenta un poco a la hora de jugar en red, pero la sensación de aunar fuerzas con otros jugadores resulta gratificante.
En lo referente al apartado técnico, la evolución es nula. Si ya la primera entrega se encontraba a un nivel mediocre en el aspecto visual, ahora tenemos doble ración: los escenarios son amplios y bellos, pero están totalmente carentes de detalles, y el diseño de los personajes, además de rematadamente tópico, es más propio de un juego de hace cinco años, por no hablar de las robóticas animaciones con las que han sido dotados. Sin duda, queda patente cierta dejadez por parte de Level 5 en este aspecto.
Quizás sea por la crisis del mercado nipón o por pura desesperación a la hora de tratar de revivir un género en decadencia, pero el segundo intento de Level 5 vuelve a ser infructuoso. La idea de mezclar JRPG con MMO no es mala, pero le falta algo más de empeño para destacar de una manera especial. A pesar de todo, se ha creado una buena comunidad de seguidores del título que a buen seguros disfrutarán durante muchas horas con Leonard y compañía.