Yakuza 3
Melodrama mafioso.
Un dragón el domingo por la mañana
Pero no todo son luchas en Yakuza 3, ni mucho menos. La mayoría del tiempo el jugador se encontrará disfrutando de extensos tramos de historia narrada a través de diálogos o vía cinemática, o pasando el tiempo por las avenidas de Tokio u Okinawa con los siempre curiosos locales comerciales o los minijuegos.
Esta vez se ha puesto especial esfuerzo en ampliar la sensación del jugador de estar rodeado de un mundo vivo en el que hay cantidad de cosas por hacer. Los salones arcade están repletos de máquinas totalmente practicables (con ports completos de algunos clásicos de SEGA) , atestados de gente jugando al Mahjong o encorvada sobre las tragaperras. Los restaurantes están cuidados al detalle permitiendo pedir distintos tipos de menús reales o comida rápida (¡con su correspondiente descripción y todo!) o asistir acompañados de alguna de las chicas a las que conoceremos y con las cuales se podrá salir.
Los nuevos minijuegos engloban actividades como jugar al golf, al billar, cantar karaoke, pescar o apostar al poker. Todos están trabajados para hacer de ellos una experiencia divertida y creíble dentro del marco argumental. Algunos personajes te darán la enhorabuena cuando arrases en el golf del mismo modo que el público del karaoke comenzará a aplaudir cuando presencie una puesta en escena sin igual.
Un pasado truculento
Todo esto que hemos comentado es la seña de identidad de la serie, lo que particularmente siempre me ha gustado de ella, ese olorcillo a Shenmue tan añejo y a la vez tan fresco, ese universo semiabierto lleno de posibilidades, con un nivel de detalle enfermizo que le confiere la credibilidad necesaria para desarrollar la historia melodramática de un jefe mafioso que busca dejar atrás su pasado.
Pero como dicen los compañeros de la edición inglesa, es complicado que Yakuza guste a según qué sectores del público. Primero por el carácter adulto de un guión plagado de personajes, delitos de sangre, corrupción y antiguos códigos de honor difíciles de comprender hoy en día. Segundo por un sistema narrativo bastante rígido que abusa de los eventos prefijados para hacer avanzar la historia al ritmo que el jugador quiera, en lugar de hacerlo según el criterio de un diseñador, más aún cuando se ofrece tal cantidad de actividades entre las que perderse. Por último, y técnicamente el juego sufre el retraso de su lanzamiento occidental en forma de texturas de relativa calidad comparadas con los últimos bombazos de PS3 y el sistema de control durante los combates podría estar más refinado en el sentido de haber pulido el z-targetting o hacer algo menos bruscos los giros de cámara. Además, y como viene siendo costumbre, el juego está subtitulado en inglés y doblado en japonés, cosa que no ayuda demasiado a seguir el guión.
Aún con los defectos comentados Yakuza 3 es un juego estéticamente llamativo, muy cuidado y con unos valores de producción elevados. La trama que desarrolla está a la altura de una película de cine de sobremesa y su calidad y atención por la escenas actuadas es envidiable y lejos de la mayoría de juegos, pero su desarrollo lento, narcotizado por la cantidad de opciones disponibles, lo hacen no ser apto para una buena parte del público. Los seguidores de la saga pueden estar tranquilos puesto que tienen delante un producto a la altura de sus expectativas, pero mucho me temo que para el resto de consumidores potenciales Yakuza 3 sigue siendo lo mismo que el juego de 2005 que no terminaron de disfrutar.
Eso sí, en Japón ya están a punto de hincarle el diente a la cuarta parte. A saber si lo veremos por aquí algún día.