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Análisis de Yo-Kai Watch 2: Mentespectros

Patitas aún más furiosas.

Esta edición definitiva añade más contenido al juego original, pero la mayoría de añadidos están principalmente enfocados hacia los fans.

Ya no sé cómo decirle a la gente que juegue a Yo-Kai Watch. Es mi punto débil de una forma un poco extraña: yo, que crecí jugando RPGs de atrapar monstruos fantásticos y hacerlos combatir, encuentro en la fresquísima reinterpretación del concepto de Level-5 un poquito de sabor a infancia, a bocadillo de Nocilla y jugar en la piscina con el pelo mojado y goteando sobre la pantalla de la Game Boy Color. Para cualquiera que sienta algo de curiosidad por la franquicia, Yo-Kai Watch 2: Mentespectros es la versión definitiva y ampliada de un videojuego que ya era, en sí mismo, una puerta de entrada perfecta para principiantes. Para los que, como yo, ya se hayan visto atrapados irremediablemente en las redes de las apariciones fantasmales con estilo anime, y le hayan echado más horas de las que reconocerían a Yo-Kai Watch 2: Carnánimas o Fantasqueletos - ¡o ambas! - Mentespectros añade un buen puñado de contenido para poder seguir jugando después de terminar la parte principal del juego. Sin embargo, para los que se encuentren en un punto medio, con una opinión un poco más templada, ni novatos ni fans acérrimos, me cuesta recomendar un título que, a pesar de vestirse de juego completo y nuevo, tiene mucho más sabor a DLC de lo que aparenta.

Empecemos por el principio: quien no haya jugado a Yo-Kai Watch 2, o a ningún Yo-Kai Watch, se encontrará un título que al menos durante las primeras 20 o 25 horas es una réplica exacta - a excepción de algunos pequeños detalles - de lo que ya se había contado en las otras dos versiones del juego, Carnánimas y Fantasqueletos. Lo cual quiere decir que la mayor parte de la experiencia tendrá las mismas virtudes y los mismos defectos que los títulos originales. Seguimos teniendo delante un RPG por turnos dinámico y simpático, con un humor muy característico y personajes carismáticos, que peca un tanto de un inicio demasiado lento y de apoyarse demasiado en la aleatoriedad en ocasiones. La propuesta se conserva carismática y divertida, aunque nos haga darnos más de un cabezazo contra el propio sistema por obligarnos a repetir el mismo combate en múltiples ocasiones para lograr hacernos amigos de ese yo-kai que se nos resiste.

La mayoría de los añadidos, sin embargo, suceden tras acabar la historia principal: se abre la opción de atrapar todavía más criaturas que incorporar a nuestros equipos, podremos acceder a nuevos escenarios y misiones exclusivas que no se encontraban en las versiones anteriores. No es que el juego original fuese en absoluto pobre en contenido, pero aun así algunas de las novedades, como la posibilidad de capturar a los yo-kai maléficos, son lo suficientemente llamativos como para captar nuestra atención. El modo multijugador también ha sido mejorado, con más jefes finales a los que podremos enfrentarnos en modo cooperativo, para terminar de cerrar una experiencia en la que, más que nunca, todavía nos quedan un montón de cosas por hacer después de que salten los créditos.

Al transferir nuestra partida de una de las versiones anteriores, ganaremos acceso a la posibilidad de atrapar yo-kais exclusivos de cada título. Y si transferimos partidas de ambas versiones, hay todavía alguna que otra sorpresa más esperándonos.

Quienes ya hayan jugado Carnánimas o Fantasqueletos, por otro lado, tendrán la suerte de poder importar su partida guardada anterior, independientemente de si han terminado la historia en ella o no, y continuar por donde lo dejaron. Un buen detalle que nos puede evitar rejugar todo el tramo inicial del juego si así lo deseamos, y que además, nos dará ciertos beneficios dentro del juego: al transferir nuestra partida de una de las versiones anteriores, ganaremos acceso a la posibilidad de atrapar yo-kais exclusivos de cada título. Y si transferimos partidas de ambas versiones, hay todavía alguna que otra sorpresa más esperándonos.

Tal y como comentábamos, la mayoría del contenido que Mentespectros añade es sólo accesible después de completar la primera partida. Si hay un elemento común en la mayoría de nuevas historias es que, por continuidad temática con el resto de la trama, siguen jugando con la temática de los viajes en el tiempo y los flashbacks, que se utilizan como excusa para darnos algo más de información y trasfondo de ciertos personajes secundarios sobre los cuales todavía no sabíamos mucho. Hay alrededor de una decena de misiones nuevas, que están divididas en diferentes partes y nos dan acceso a nuevas localizaciones, y por longitud y dificultad pueden alargar el tiempo de juego, como mínimo, unas quince horas más. Y tal vez el riesgo más grande que se permite esta entrega es precisamente la forma que tiene de introducir las nuevas líneas argumentales.

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En lugar de limitarse a darnos una breve cinemática y una nueva lista de cosas por hacer, la pantalla de objetivos el juego nos incentiva a disfrutar de la cotidianeidad del universo, dar una vuelta, realizar tareas pendientes o salir a cenar con nuestros amigos. Mientras realizamos estas acciones que se nos sugieren, podremos ir percibiendo que algunas cosas han cambiado en el mapa que ya conocíamos. El día a día nos encamina hacia el nuevo contenido, a veces de forma muy certera, y otras veces con más dificultad: las escenas y circunstancias que tenemos que desbloquear para dar lugar a las nuevas tramas aparecen, en muchas ocasiones, de forma natural mientras nos preocupamos por otras cosas, pero hay una buena parte de ellas que son ciertamente complicadas de encontrar sin guía o pistas.

Eso sí: el contenido nuevo está bien trabajado, con momentos muy interesantes y peleas intensas, de esas que nos hacen levantar el dedo del botón de acelerar el combate y pensar muy bien nuestros movimientos. La mayoría de los nuevos jefes poseen dinámicas novedosas y retos todavía más elevados que los de la versión anterior. El tren, que ya comentaba en el análisis anterior que era uno de mis elementos favoritos del juego, se mantiene en esta edición e incluso se añaden más localizaciones a las que podremos acceder a través de él, y encontrar nuevas criaturas que atrapar y jefes que superar. Algunas de las nuevas misiones, además, vienen acompañadas de cinemáticas y actuaciones de voz más que reseñables. Y la localización al castellano, como ya es costumbre en la serie, se las arregla muy bien para desarrollar una voz propia mientras mantiene el humor característico de la saga.

Sin embargo, es difícil no pensar que este nuevo título podía haber aspirado a algo más que a ser una simple expansión de contenido. El Yo-Kai Watch 2 original tenía un pequeño problema de concepto respecto a las tareas y retos que se nos ofrecían tras terminar la historia principal: la mayoría de elementos novedosos que se desbloqueaban tras superar el juego, como las misiones especiales, las mazmorras del Yo-Kai World o el Infierno Infinito, - las zonas en las que el juego adopta una dinámica más típica de un dungeon crawler - requerían un nivel considerablemente alto para ser superadas, y eran muy complicadas de ganar nada más terminar la historia principal. En cierto modo, hay un aumento de la curva de dificultad que parece poco natural, y que a veces obliga incluso al propio juego a advertirnos de que no estamos del todo preparados para afrontar el desafío que se nos presenta a continuación.

Mentespectros es una versión mejorada y ampliada de un título que ya era en sí mismo brillante a su propia manera. Y si esta edición definitiva tiene que servir para algo, que sea para abrir apetito para la siguiente entrega.

Lo que nos queda, por tanto, es terminar todas las misiones secundarias a nuestro alcance, subir un poco de nivel en las mazmorras y volver a intentarlo. Parecía relativamente obvio que la forma más sencilla de solventarlo sería añadir algún tipo de misiones intermedias que permitieran seguir jugando sin necesidad de meternos en grandes espirales de derrotar criaturas una y otra vez para mejorar nuestro equipo. Mentespectros hace un tibio intento de alcanzar una experiencia más equilibrada, pero salvo en contadas excepciones, los nuevos elementos son un tanto específicos y tardaremos un buen puñado de horas en ser dignos de afrontarlos en una primera partida.

Esto podría ser un gran defecto, pero en la práctica no lo es tanto porque la historia principal del juego tiene, en realidad, muchísimo más contenido secundario del que parece a primera vista, y completarlo todo puede ocuparnos durante varias decenas de horas extra. En este sentido, Yo-Kai Watch 2: Mentespectros ciertamente no es un título revolucionario, sino que trata de añadir algo más de vida a un universo ya de por sí lleno de batallas que librar, secretos que encontrar y cosas por hacer. Aunque puede terminar siendo simplemente un título anecdótico dentro de la serie, o para quien ya haya jugado y se haya quedado con ganas de más, es una versión mejorada y ampliada de un título que ya era en sí mismo brillante a su propia manera. Y si esta edición definitiva tiene que servir para algo, que sea para abrir apetito para la siguiente entrega que, ahora sí, se decida a darnos nueva historia y modificaciones.

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