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Zelda, Mario y el marmotismo

Sobre Nintendo y el marmotismo videojueguil.

De un tiempo a esta parte estoy jugando a juegos de Nintendo. Pero no a esos juegos casual que he dejado bien claro en otras ocasiones que no son para mi, estoy jugando a juegos buenos de Nintendo, pero buenos de verdad... o al menos eso es lo que decía Famitsu. Primero decidí desempolvar mi Wii para estrenar el The Legend of Zelda: Skyward Sword, ese juego que algunos consideraban superior al Ocarina of Time. Personalmente a mi no me interesa compararlo con otros Zelda, no soy excesivo fan de la saga aunque he disfrutado con algunos títulos de la misma, sólo quería comprobar si era un juego digno de ser admirado o simplemente recordado para bien.

Y he de reconocer que el primer tercio del juego está realmente bien. La historia, dentro de los cánones Zeldianos de clásica búsqueda de princesa, cumple su papel y anima al jugador a seguir agitando el Wiimote Plus (que aprovecho para defenestrar públicamente por su continuo descalibrado) para abrirse paso entre la escasa variedad de enemigos que ofrece. Pero, ¿qué ocurre tras terminar el primer tercio del titulo? Que entra en juego el Marmotismo.

El gran Bill Murray y su compañera.

Este término, que yo uso cuando quiero, tiene su origen en un clásico del cine de los 90: 'Atrapado en el Tiempo'. Por si os es totalmente desconocida, la película narra la maldición de Phil, interpretado por el magistral Bill Murray, un hombre del tiempo (de los del clima) condenado a revivir el mismo día una y otra vez, el Día de la Marmota. Esa es la sensación general que me ha dejado Skyward Sword, la de estar repitiendo siempre lo mismo un numero innecesario de veces.

No me estoy refiriendo a que Skyward Sword sea lo mismo con respecto a los anteriores Zelda, que también; esa es otra historia que comentaré enseguida. El problema, handicap, defecto o lo más pesado que le he encontrado a este juego es que repita prácticamente el mismo esquema en los tres mismos escenarios tres veces seguidas. Es algo que simplemente no puedo soportar, pero sea en Zelda, Gears of War, Bayonetta o la petanca online.

Desconozco los motivos que llevan a un estudio a diseñar un juego con el esquema y premisa de repetir las mismas zonas una y otra vez. Bueno, se me ocurren como posibles justificaciones limitaciones técnicas e inexperiencia por parte del equipo de desarrollo, pero sé que la Wii es capaz de más y Nintendo también. Así que, puestos a elucubrar, pienso que la causa principal oscila entre falta de dedicación en el diseño del juego y las dificultades en el nuevo control con Wiimote Plus. Que cada uno juzgue si ha merecido la pena esa derivación de recursos.

En mi opinión, Nintendo ha abusado de Marmotismo. Ha rizado tanto el rizo de la repetición y la iteración que ha dado un resultado tan claro como esperable: el tedio. Cuando ya había pasado el sexto jefe de mazmorra en Skyward Sword me sentí timado, con todas las de la ley, y ojo, que es Zelda, uno de los buques insignia de Nintendo y que encima está de vigésimo quinto aniversario, algo que muy pocos pueden celebrar. Flaco favor le hacen a tal efeméride si al llegar a la mitad del juego me siento obligado a seguir jugando con la única excusa de amortizar la pasta que me he gastado en él.

En esta ocasión, no había nada que me encandilara en pos de ignorar este marmotismo, como se ha conseguido en anteriores ocasiones, dentro y fuera del feudo de Zelda. Ni los escenarios, ni la jugabilidad, ni la supuesta profundidad de los personajes. Nada me hacía señas y me gritaba "Deja de fijarte en lo que no debes y disfruta del juego". No, esta vez tenía lo malo delante de mis narices y, una vez visto, no podía dejar de contemplarlo.

Pero las aventuras de Link no son las únicas que sufren de marmotismo en Nintendo. Mario es otro; o más bien es el estandarte del marmotismo. Se pueden contar con los dedos de una mano los saltos evolutivos que ha tenido la saga Super Mario en su historia, al igual que ocurre con Zelda. Pero la esencia, el feeling, o como lo queráis llamar de Mario ha permanecido casi impoluto, como buen plataformas que es. Y es que a Super Mario no le hace falta más, al menos hasta que llegue el tedio (que con Super Mario 3D Land ha asomado la cabeza) y las risas pasen a ser ira y llantos.

Sé que lo estoy diciendo no pilla de nuevo a algunos. Ante esta situación la reacción más común es encogerse de hombros y decir: "Es Nintendo". Ok, acepto barco, pero no podemos echar la vista hacia otro lado eternamente, así como Nintendo no puede vivir sólo de nuevas generaciones de gamers. Urge una nueva revolución, de esas que suele liderar Nintendo y otros imitan, pero este caso debe ser una revolución en sus propios juegos, de esas otras que Nintendo solía darnos, previo gustoso pago en forma de Super Mario 64, Ocarina of Time o Super Mario Galaxy.

Y antes de que os echéis sobre mi cuello para romperlo, debo aclarar lo que estáis pensando: ¿Es que esto sólo ocurre con Nintendo? No, para nada. Hay muchas sagas actuales en otros sistemas que han recibido reclamaciones exigiendo una renovación, pero ojo, las han recibido a las primeras. Si la segunda parte era lo mismo que la precuela pero gráficamente más bonito enseguida saltaban quejas sobre su marmotismo, y oye, que razón tienen. Pero parece que con Nintendo hemos aceptado su marmotismo con la misma resignación con la que Phil acepta el perpetuo día de la Marmota.

Quizá esté pecando de exigente o quizá no. Lo único de lo que estoy completamente seguro es que la diversión jugando a Skyward Sword me duró poco, exactamente un tercio de la duración total del juego. El resto fue una sensación de apatía casi total que no me pareció ver remontar a mejores cotas ni siquiera con los momentos álgidos del juego. Con Mario; bueno con Mario ya sabemos todos lo que pasa, es la misma historia de siempre.

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