Dragon Age II
Spin-off más que secuela.
Dragon Age 2 (DA2 en adelante) es la secuela de uno de los juegos de rol más importantes de los últimos años, continuador de una saga que probablemente se asentará en el mercado videojueguil durante una buena temporada. Personalmente, Dragon Age: Origins no me pareció todo lo bueno que podía llegar a ser pero, al fin y al cabo, era un magnífico juego de rol, digno sucesor de la gran saga Baldur's Gate. Sorprendente es, pues, el planteamiento de DA2... Cabía esperar que el sistema de juego se mantuviera igual, quizá con alguna novedad pero ni mucho menos con un giro dramático como el que nos encontramos. Sin entrar a valorar si eso es positivo o negativo, DA2 es un action-RPG en toda regla.
En cualquier producto la primera impresión es muy importante, y en este ámbito Dragon Age 2 sale verdaderamente mal parado. Cualquiera que haya probado la demo sabrá de lo que hablo, si bien es una cuestión de gustos y es posible que a alguien le haya parecido correcta. En cualquier caso, tiene delito que la primera impresión que me causara fuera clamar "¿Pero esto qué es? ¿Un Dinasty Warriors?". Quizá suene exagerado, pero habiendo jugado a Origins no esperaba algo así: tener que elegir entre sólo tres clases (ese momento fue muy desesperanzador) y aporrear la X para atacar mientras aparecen hordas de enemigos de la nada. Por si fuera poco, el escenario inicial es feúcho y la historia comienza sin gancho alguno.
Mientras tramitaba estos instantes iniciales me decía a mí mismo que no podía ser, que el juego debía dar un vuelco de calidad en algún momento cercano. Y afortunadamente así es. El argumento comienza a desarrollarse satisfactoriamente en cuanto pisamos Kirkwall, ciudad que sirve como eje narrativo del título, de la misma forma que se empiezan a dislumbrar las principales virtudes de este título. Una vez superado el shock inicial, el sistema de combate se hace pasajero y hasta en ocasiones contribuye a romper la monotonía, aunque sigue siendo una decisión, a mi gusto, difícil de comprender.
Nuestra aventura comienza con el héroe, que ya no es anónimo (Hawke lo llamarán) huyendo de sus tierras y de los últimos latigazos de la Ruina junto a su familia. Eventualmente morirá uno de sus dos hermanos, dependiendo de la clase que hayamos escogido, y tras dar buena cuenta del ogro culpable (y conocer a una vieja amiga) llegaremos a Kirkwall en busca de refugio. En cuanto lleguemos veremos que la situación está más peliaguda de lo que parecía y que la entrada a la ciudad no va a ser fácil.
A lo largo de la aventura nos encontraremos con personajes que aparecían en Origins y oiremos hablar de los eventos que transcurrieron allí, con la Ruina vencida, los Guardias Grises disueltos y el gran héroe ya sentado en el trono. Desde luego, Dragon Age 2 gana enteros si uno es fan de la primera parte, pues si algo se debe alabar de este título es la gran cantidad de contenido tanto a nivel de quests, conversaciones o entradas al diario (de nuevo podremos pasarnos literalmente horas leyendo información y contexto, si queremos). Es más corto que su precuela, pero como mínimo 20 horas de juego no las quita nadie.