Killzone 3
Lo que todos estaban pidiendo.
Si te interesa este juego, ten presente que hemos hecho una Guia Killzone 3, que puedes visitar en este enlace, y que te ayudará a completar el juego paso a paso.
Con la llegada de las redes sociales y del 2.0, los desarrolladores lo tienen mucho más fácil para detectar qué gusta y qué no de sus productos para, luego, corregirlo. Lo hemos visto recientemente con Hydrophia, por ejemplo, del que han lanzado una versión corregida siguiendo los consejos de críticos y fans.
Ahí se nos plantea una pregunta: ¿hay que hacer caso, pase lo que pase, a lo que dicen los demás, o llegado a cierto punto es mejor plantarse y seguir tu intuición?
Killzone 2 era un juego valiente porque apostaba por un estilo propio, con un lenguaje creado por y para él. Sí, aprovechaba muchas fórmulas clásicas de los juegos de acción en primera persona, pero centraba la mayoría de sus esfuerzos en dibujar una ambientación que te oprimía hasta decir basta, que te hastiaba, y que te empujaba a luchar por la libertad de un bando que aprendías a comprender.
Por las venas de Killzone 3 corre una sangre mucho más mainstream. Parece como si Guerrilla haya querido complacer las quejas todo el mundo de una sola tacada, y eso aporta algunos beneficios pero, también, un precio que pagar.
La historia arranca con un giro de guión algo efectista, pero que sirve para entrar en la cocina Helghast, en la que vemos a un puñado de líderes malísimos y claramente inspirados en los dictadores de peor calaña del pasado siglo –ojo a los bigotitos hitlerianos y stalinianos-. La corona a malomalísimo, tras el fatal destino de Visari, el anterior líder, se la disputan el Almirante Orlock y Jorhan Stahl. El primero es un curtido militar de la vieja escuela que cuenta con el apoyo de la cúpula helghastiana, y el segundo es un riquísimo e influyente fabricante de armas que controla la tecnología bélica más avanzada.
Los ISA, que son los buenos, se ven atrapados, justo tras el final de Killzone 2, en el planeta enemigo. Hay situaciones que hasta recuerdan a algunos capítulos de Hermanos de Sangre, en las que vemos a nuestros protagonistas envejecidos y con barba, cansados y resistiendo casi sin esperanza en páramos infestados de peligros. Cuando descubren que la Tierra puede verse afectada por el armamente enemigo, deciden pasar a la acción y, casi en una misión suicida, viajan al centro de las bases enemigas.