Killzone 3
Lo que todos estaban pidiendo.
Las batallas del multijugador también se han modificado y mejorado para intentar competir contra los FPS de más éxito. Para empezar, todas las clases están desbloqueadas desde el principio, y en poco tiempo podemos mejorarlas y optimizarlas para llegar al máximo nivel –eso conlleva mejores habilidades, más y mejores armas, etc-. Para los que sean nuevos, en Killzone hay desde médicos a ingenieros, espías... y cada uno es especialista en algo. El espía, por ejemplo, puede disfrazarse de rival y colarse entre sus filas para degollarlos sigilosamente, el médico cura a los aliados... ahora tendrás, por cierto, hasta robotejos que vuelan a tu alrededor y que te facilitan la vida.
Hay un total de ocho mapas que recuerdan a los de la campaña pero bien adaptados y llenos de pasillos, interiores, posiciones ventajosas, vehículos y campo abierto -eso sí, la destructibilidad es mínima-, y podemos competir en el nuevo y deseado Guerrilla Warfare, que es un duelo por equipos muy bien llevado. También en Warzone, un clásico modo en el que los objetivos cambian regularmente y en Operaciones, una especie de cooperativo con cinemáticas en las que unos llevan los ISA y los otros los Helghast. Aquí los objetivos también se modifican a medida que la partida avanza, y además debes jugar contra reloj.
Algunos dirán que a veces es mejor ser excelente en una cosa que bueno en varias, y otros agradecerán que Guerrilla haya aceptado variar su fórmula. Quizás lo mejor hubiese sido buscar un equilibrio entre estas posturas y, así, no caer en desarrollos demasiado familiares. Killzone 3 es un juego espectacular, fantástico, pero que da un paso atrás en cuanto a personalidad. Esta saga tendría que marcar y definir nuevos estándares, y no adaptarse a algo que ya está hasta superado. El multijugador, en cambio, ha cargado las pilas y está listo para competir contra los más fuertes. En todo caso, si tienes una PlayStation 3, no hay duda de que es uno de los imprescindibles.