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Brothers in Arms: Hell's Highway

Salvar al soldado Baker.

La operación Market Garden, que es el escenario que propone este Brothers in Arms: Hell’s Highway, fue el mayor fiasco de la campaña aliada en la Segunda Guerra Mundial. Fue, también, la mayor operación aerotransportada aliada. El objetivo era capturar una serie de puentes estratégicos en los Países Bajos (por aquel entonces dominados por los nazis) para poder cruzar el Rin y llegar a Alemania más o menos cómodamente. Murieron más “de los buenos” que en el desembarco de Normandía.

El contexto, como veis, da para mucho juego. Y Brothers in Arms intenta aprovecharlo: se mantienen las fantásticas cinemáticas que han acompañado todos los títulos de la saga. Se nota que desde buen principio quieren que te impliques emocionalmente con los personajes, especialmente con el sargento Matt Baker, el protagonista. Y sucede a medias: algunas secuencias son demasiado largas y pesadas y otras hacen referencias a anteriores entregas. Si no los has jugado perderán gran parte de su atractivo. Pero, con todo, se agradece el esfuerzo de querer brindarnos algunos de esos momentos épicos en los que te sientes uno más del escuadrón. Sin duda ayuda el fantástico doblaje al castellano, al que no podemos hacerle ningún reproche.

Flanqueo, flanqueo y más flanqueo

Brothers in Arms (BiA, en adelante) plantea, desde sus inicios, una alternativa a sus competidores directos, que son Call of Duty y Medal of Honor. Se posiciona como un juego mezcla de táctica y de acción. Si sales de tu parapeto y vas en línea recta disparando como un pollo sin cabeza… ten por seguro que a los dos pasos estarás mordiendo el césped y dándole a “repetir misión”. Por tanto, si lo que estás buscando es quemar adrenalina a lo Call of Duty quizás te estés equivocando de saga.

En BiA tienes que plantear cada combate como un rompecabezas. Cuando te encuentres un grupo de boches defendiendo una zona, antes de nada abre el mapa. Mira dónde están situados, y cómo flanquearlos. Atención, concepto clave: el flanqueo consiste en rodearlos y, mientras están distraídos en otros menesteres, acabar con ellos. ¿Y qué son esos otros menesteres? Pues la inestimable ayuda de tus compañeros: unidades de asalto, de fuego básico, artilleros con bazuca o fuego pesado. Con un solo botón les indicas qué quieres que hagan: que se cubran, que se muevan, que te sigan o que disparen fuego de cobertura. Y ojo, no te precipites, que si mueren no vuelven. Y a veces acabar una misión sin ellos, en las dificultades elevadas, es poco más que una quimera.

Pues eso, lo que íbamos diciendo: que los tienes que flanquear. Al principio estarás motivado y te enfrentarás a cada situación con auténtica mentalidad de estratega. Tiene su gracia, y si eres seguidor de la saga todavía más. Pero a medida que avanza el argumento esta mecánica se repite demasiado y te cansa: era hora de evolucionar un poco la fórmula y no lo han hecho. El juego no pretende acercarse a otras experiencias mucho más guiadas y directas, es evidente; de hecho, intenta imitar la estrategia real que seguían las tropas en la guerra. Pero no han conseguido el dinamismo adecuado para que la experiencia no decaiga en intensidad. Hay diez capítulos: más o menos por la mitad ya te habrás aburrido lo suficiente como para plantearte dejarlo. Y no es sólo que todas las situaciones tengan que resolverse igual (fuego de cobertura, flanqueo, avanzar): tus compañeros tienen una mala puntería que asusta, y los alemanes una falta de iniciativa alarmante. ¿Tanto costaba hacer que ellos también pudiesen flanquearte? O que saliesen de sus coberturas y viniesen a por ti con toda su furia. Pero no. Son predecibles a más no poder. Y eso también es cargante.