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Crónica del primer año

Sobre esto del periodismo de videojuegos.

Y ahora que hablamos de las distribuidoras... La verdad es que se lo curran bastante y estamos francamente agradecidos, pero tampoco se pueden quejar de cómo las tratamos todos los medios que nos dedicamos a esto. Todos nosotros, en alguna ocasión hemos enarbolado palabras como “independencia”, pero por lo que he visto en este primer año que llevo aquí, mucho me temo que la gran parte de la agenda informativa de los grandes medios del videojuego está marcada por lo que dictan las distribuidoras.

Las fechas de embargo, es decir, esas fechas marcadas por las distribuidoras en las que se da vía libre para publicar determinado análisis o avances, solamente logran que la oferta de información sobre videojueos entre webs sean tan homogénea como aburrida en muchas ocasiones. Quizás sea necesario que todos los que nos dedicamos a esto aportemos algo más de espontaneidad. Y todavía no he mencionado esos casos en que algunas distribuidoras nos marcan las pautas a seguir para analizar sus productos, algo que a todas luces aleja a nuestra profesión de cualquier parecido con eso llamado periodismo. Tal como oís, a veces (tampoco muchas, pero ha pasado), se nos prohíbe hablar de determinados aspectos de los juegos y nadie ha hecho todavía nada al respecto.

Evidentemente, esta profesión tiene muchas cosas buenas y sería injusto no hablar de ellas. Jugamos bastante a videojuegos, ¡pero ojo!, hay que desmentir eso de que nos pasamos el día entero "viciándonos". Os lo puedo asegurar, es lo típico que siempre te preguntan si dices que te dedicas a esto –!Todo el día jugando, ehhh!–. Jugamos, de acuerdo, pero tened en cuenta que muchas veces pesa más la obligación de hacerlo por trabajo que el puro placer de echar una partida. Otra leyenda urbana es la de que las distribuidoras nos envían miles de juegos y que los tenemos todos repetidos cinco veces, esa también sería otra imagen distorsionada que nuestros redactores conocen bien. Pero sí, en la mayoría de casos nos envían una copia gratis de cada juego, y eso se agradece. Ahora bien, lo mejor de dedicarse a esto es la posibilidad de conocer a los grandes de la industria y de hablar con ellos en las ferias.

Qué dura es la vida del periodista de videojuegos...

La oportunidad de estar charlando con Molyneux en la habitación de su hotel sin las zapatillas puestas o de estar tomando una copa con Kojima (dos casos absolutamente verídicos) no está al alcance de todos y esto es una ventaja que tenemos los que trabajamos en esto. Luego, claro está, tenemos las ferias como el E3 de Los Angeles o la gamescom de Colonia, eventos a los que durante este año hemos podido asistir y que ni en nuestros mejores sueños de chiquillo hubiésemos pensado que podríamos visitar.

Esto es, en líneas generales lo que hemos estado haciendo a lo largo de este año. Y me quedarían muchas y muchas cosas por contar... Embargos épicos como los de Killzone 2 o el nuevo Uncharted 2, casos curiosos como lo que nos pasó con el análisis de Los Cazafantasmas, presentaciones muy bien montadas y otras que no valían para nada, coberturas de torneos como la que hace poco os ofrecimos del PES, artículos geniales y otros no tan inspirados... Un poco de todo y la verdad es que hasta ahora no ha estado nada mal. Además, según cuenta el jefe parece que la cosa va bien así que aún tendréis que aguantarnos una buena temporada.

Yo, mientras tanto, sigo sorprendiéndome cada día con todo esto que llaman periodismo de videojuegos.

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