Dead Island
Paraíso zombi.
A lo largo de más de las más de 20 horas que dura la aventura la estructura del juego sigue el clásico esquema basado en la resolución de misiones principales que hacen avanzar la historia y otras secundarias que nos sirven para ganar experiencia y conseguir objetos especiales. En definitiva, que nos tocará hacer de recaderos todo el rato. La gracia del asunto es que siempre tenemos la opción de hacerlo de forma individual como en modo cooperativo para hasta cuatro jugadores. En este sentido no hay una separación para el multijugador ya que siempre podemos juntarnos y llevar a cabo misiones juntos o bien unirnos a otras partidas existentes. El juego se disfruta de la misma manera en ambas modalidades, pero sin duda es en las partidas cooperativas donde resurge ese espíritu de beat 'em up puesto hasta las cejas de anabolizantes que es Dead Island, y es francamente divertido.
Pero como decía antes Dead Island es un juego tremendamente ambicioso en su planteamiento, y es por eso mismo que desgraciadamente también está lleno de pequeños detalles que deberían haberse arreglado. A nivel puramente técnico el juego cuenta con bastantes errores gráficos como objetos que se quedan levitando, espasmos en algunas animaciones, cargas de texturas lentas; pequeños glitches que tampoco entorpecen la acción pero que siempre están allí. En cuanto a las misiones quizás haya que lamentar un diseño a veces demasiado repetitivo. Son tantas las cosas que atesora el juego que es normal que haya una innumerable cantidad de cosas que quizás hayan pasado desapercibidas, el pobre manejo de los vehículos podría ser otro, el hecho de que algunas misiones no puedan realizarse porque sin ninguna explicación desaparece el objetivo, o por no hablar del tema de las maletas. Realmente se han pasado un poco distribuyendo maletas por todo el juego y que debemos abrir, tanto es así que en Destructoid han creado un tráiler alternativo del juego bastante gracioso.
En definitiva, Dead Island no es otro juego de zombis. Probablemente sea uno de los títulos más ambiciosos jamás planteados sobre esta temática, y es precisamente por culpa de esta arriesgada pirueta, querer mezclar géneros y ofrecer mucho contenido, por lo que el juego no haya acabado de brillar todo lo que debería. Se nota que le faltan muchos elementos por pulir, dando como resultado un juego algo tosco, pero igualmente eso no quita que la experiencia (sobre todo si jugamos en cooperativo) sea realmente entretenida. A pesar de sus errores el juego de Techland tiene ese extraño don de enganchar como pocos y solamente por eso ya merece la pena darle una oportunidad. ¿El resultado? Un título realmente divertido.