Dead Rising 2
Bricomanía zombi.
¿Quién nos iba a decir hace unos años que todos esos domingos tirados en el sofá viendo Bricomanía nos iban a servir para sobrevivir a un holocausto zombie? En lo último de Capcom con algo de maña, unas alcayatas del 15 y un poco de cinta aislante tendremos más que suficiente para convertirnos en todo un aniquilador de muertos vivientes.
En Dead Rising 2 adoptamos el papel de Chuck Greene, la estrella del concurso “Terror is Reality” que se celebra en Fortune City. Allí nos ganamos el jornal machacando zombies a cambio de dinero, que el bueno de Chuck invierte en el medicamento Zombrex para que su querida hijita no se convierte en una adorable mini zombie. Así que ya os podéis imaginar lo que pasa a continuación: estalla el desastre y ríos de zombies –cual manada de ancianos en los viajes del inserso– se empezarán a pasear por los casinos y resorts de la zona.
Una vez metidos en faena nos encontramos con todo Fortune City ante nosotros. Es mucho más grande que nuestro añorado centro comercial de la primera entrega: avenidas grandes, dinero, lujo, casinos, mujeres, coches... todo lo que soñemos lo tenemos aquí. Si no jugaste al Dead Rising original te pillará un poco descolocado, pero no te preocupes. Muchas tiendas, armas, espacios grandes llenos de enemigos y cientos de posibilidades para hacer el cafre es lo que nos ofrece el último juego producido por Keiji Inafune.
El problema está en que todo es demasiado parecido al primer juego de la saga. Nada más salir del refugio una sensación de déjà vu nos invade permanentemente. La mayoría de edificios tienen una estructura similar, hay objetos reciclados y una larga lista símiles que no ayudan demasiado. Ni siquiera el paseo central al aire libre da la sensación de estar en la ciudad del neón, y el manido efecto de desenfoque tampoco es que ayude mucho a aligerar esa percepción.
Y no es el único pero que vemos en el juego: resulta un poco incomprensible que con el tiempo que ha pasado desde la publicación de su primera parte hasta la secuela no se hayan solucionado problemas bastante criticados como pueden ser la gran cantidad de pantallas de carga o un frame-rate inestable. Esto ultimo es algo que podréis observar especialmente cuando aumenta el número de enemigos en pantalla.
Gráficamente el titulo esta a la par que su precuela, aunque hemos podido observar una leve mejoría en algunas texturas y los zombies lucen mejor que nunca. Los modelados de los supervivientes, sin embargo, ya son otro cantar. Se aprecia sobre todo en algunos personajes femeninos, que en el primer juego estaban más trabajados. De todas maneras esto último no es algo que empañe el título en absoluto.
Aún con todos estos defectos, encontraremos en DR2 unas cuantas novedades que hacen que el juego mejore bastante y gane algo de frescura. La estructura de las misiones sigue siendo la misma - tenemos una cuenta atrás general para resolver todos los casos-, pero por suerte para nosotros los chicos de Blue Castle no han sido tan tacaños en el tiempo del que disponemos para completar los encargos. En esta ocasión tenemos un timing que nos da más libertad para digamos... aniquilar, matar, descuartizar, explotar, cortar y hacer pedacitos a todo lo que se mueva.