Skip to main content

Dead Rising 2: Case Zero

Al rico aperitivo zombi.

"Lázaro, levántate y anda."

Probablemente esta frase os suene de algo, aunque puede que no tenga el mismo significado para todos. Si sois cristianos os recordará a un famoso relato de la Biblia. Si, por el contrario, sois algo paganos y ademas amantes de la mitología vampírica, puede que Lázaro sea para vosotros el primer vampiro, tal y como sugieren algunas teorías. En cambio, si sois unos fanáticos del universo zombi, puede que la historia de este ser resucitado se os antoje como la del primer infectado conocido, lo que viene a ser el caso cero de cualquier en enfermedad infecciosa. En este último grupo se encuentran la gente de Blue Castle Games y Capcom y por ello nos brindan la oportunidad de conocer el origen del cercano Dead Rising 2, mediante Dead Rising 2: Case 0.

Mucho ha pasado ya desde la agradable sorpresa que supuso Dead Rising. El polémico titulo de Capcom nos puso en el pellejo de un fotógrafo llamado Frank West, el cual se veía envuelto en un lucha contra la horda zombi y por la libertad de prensa dentro de un enorme centro comercial. Pero todos sabíamos que la cosa no acabaría ahí, porque los zombis no son un enemigo fácil de vencer, a pesar de lo que su aspecto y habilidades pueda sugerir. Su mala costumbre de ir siempre en grupos numerosos y la capacidad de incorporar nuevos miembros a su selecto club con un simple mordisco los convierte en una amenaza a tener en cuenta.

En DR2:C0 las cosas han cambiado mucho respecto al último enfrentamiento contra los muertos vivientes. Sin noticias de Frank West, nuestro nuevo protagonista es el desconocido Chuck Greene, al que veremos en un primer momento conduciendo una camioneta acompañado por su hija Katey. Por la radio escucharemos las noticias sobre lo que parece ser un brote zombi en la ciudad de Las Vegas, lo cual deja patente que ahora la infección ya no es ningún secreto. De hecho, en la retransmisión radiofónica también se nos hablará del Zombrex, un polémico medicamento, que en caso de ser mordidos por uno de esos seres evita la transformación en zombi durante 12 horas. Siempre que lo tengamos a mano no nos convertiremos en extras de videoclip de Michael Jackson, lo cual es de agradecer. El problema es que el Zombrex es caro y difícil de conseguir, algo que experimentaremos en nuestras propias carnes: nuestra hija ha sido mordida y debemos administrarle la medicina periódicamente.

Nuestro viaje nos llevará al pueblo de Still Creek, donde pararemos para repostar gasolina y administrar la dosis de Zombrex a Katey. Pero mientras estamos ocupados en esta tarea un desconocido nos roba la camioneta llevándose con ella nuestras cajas del indispensable medicamento. Atrapado en este pueblo, que en un primer momento se mostrará excesivamente silencioso, no tardará en hacer su aparición el comité de bienvenida de amigos y simpatizantes de la descomposición corporal. Sus peculiares muestras de cariño nos harán refugiarnos en la gasolinera del pueblo y a partir de ahí nuestra prioridad sera encontrar Zombrex para nuestra hija, lo cual nos obligará a recorrer el pueblo mientras luchamos con la horda zombi y procuramos encontrar la manera de salir de él antes que los militares vengan a limpiarlo todo con su estilo personal y agresivo.