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Dead Space

Sólo los muertos sobreviven.

Todavía no es algo muy habitual que uno vaya a un festival de cine para asistir a la presentación de un videojuego, pero ayer tuvo lugar una de las primeras excepciones. Y digo primeras porque estoy convencido de que en los próximos años veremos cada vez más casos parecidos. De hecho, ya lo dejó claro el propio director del Festival de Cine Fantástico de Sitges, Ángel Sala, al referirse al evento en cuestión como el inicio de una “obligada conexión del cine con los videojuegos”. Desde luego, ambos medios están cada vez más integrados y relacionados entre sí, y aunque no es algo que nos venga de nuevo, no deja de resultar curiosa esta retroalimentación.

El videojuego presentado era Dead Space, la última gran producción del gigante Electronic Arts y al mismo tiempo su primera incursión en el género de terror o Survival Horror. El título bebe claramente de fuentes cinematográficas. Es más, parece que se haya emborrachado en un manantial de películas de ciencia-ficción. Pero lo mejor de todo es que para nada lo esconde, sino que se regocija en sus propias influencias para deleite del jugador capaz de pillar sus cuantiosos homenajes filtrados. En todos los artículos sobre el juego leerás los mismos títulos referentes, películas como Alien, La Cosa u Horizonte Final. Quizá hay más, pero yo no los conozco. En cualquier caso, estas cintas tienen un gran peso en este juego desarrollado por el estudio EA Redwood Shores, filmes que retratan el futuro desde un punto de vista nada optimista y con un universo en el que para nada desearíamos adentrarnos.

Como si fuera la sinopsis de una de estas películas, a grandes trazos Dead Space sitúa al jugador en la piel de Isaac Clarke, un pobre ingeniero al cual dentro de poco todos llamaremos “el soldador” y que sin comerlo ni beberlo se encuentra en un marrón de los grandes. Resulta que este señor, aparte de estar embutido todo el día en un traje de fontanero futurista, está además dentro de una estación espacial llamada Ishimura que se encuentra repleta de extrañas criaturas de esas que te lo comen todo y te lo hacen todo. Literal, ayer mientras probaba el juego me encontré con uno de estos monstruos mutantes -que por cierto se llaman necromorfos- y ante mi falta de reflejos... ¡me partió en dos! Los periodistas que me rodeaban no pudieron evitar partirse de risa ante la escena gore, pero no me lo tomé a mal, al fin y al cabo el gore es risa, y en el fondo, al público “hardcore” al cual va dirigido Dead Space le encanta que le partan en dos (virtualmente claro). Aun así, mucho “ji-ji-ja-ja” pero a mí me estaba empezando a entrar cierto canguelo.

EA organizó una pequeña performance haciendo creer a los asistentes que el virus de Dead Space se había extendido entre el público.

Últimamente los Survival Horror, y con ellos Resident Evil a la cabeza, cada vez tienen más de lo primero, es decir, de acción, tiros y supervivencia, que de lo segundo, de terror y pánico. Me alegra deciros que Dead Space no sigue la senda del título de Capcom y apuesta por intentar darnos mucho miedo y por servirnos en bandeja de plata unas buenas raciones de sustos. La ambientación, como siempre, es una gran aliada en la difícil tarea de crearnos un estado de ánimo de pavor. La estación espacial donde se desarrolla la parte del juego que pudimos probar es la típica, tampoco se diferencia mucho de todas las que hemos visto hasta ahora. Sin embargo, el nivel de detalle de su recreación es sublime. Lo cierto es que en lo visual el juego apunta muy alto y parece que en este aspecto no va a defraudar. Los enemigos, masas deformes de dientes y garras, se mueven de forma escalofriante y no dejan de retorcerse cuando acabamos con ellos. A su vez, la iluminación dinámica y los efectos de partículas parece que sentarán con este juego un nuevo estándar de calidad.