Demigod
Dioses con ganas de juerga.
Juegos de estrategia los hay de todas las clases. Reduciendo la lista a los que son en tiempo real, todavía existe una gran variedad de tipos. Económicos, militares, con edificios para crear unidades, sin ellos... Últimamente a este género se le ha añadido el concepto del "héroe", una unidad más poderosa que el resto con la capacidad de adquirir experiencia y subir de nivel, como si de un personaje de juego de rol se tratara. Sin embargo, a pocas compañías se les ha ocurrido lanzar un juego de estrategia basado única y exclusivamente en el control de una unidad. Y es que suena contradictorio, ¿no?
El legado de DotA
En Demigod encontramos un estilo de juego muy único. Tanto que hasta la fecha ningún juego había explotado esta visión de la mezcla entre estrategia y juego de rol, salvo una gloriosa excepción: Defense of the Ancients, más conocido como DotA. Se trata de un mapa personalizado creado por usuarios para WarCraft III: The Frozen Throne que lleva años en la primera línea de juegos online con constantes actualizaciones. Considerado prácticamente un juego aparte de WC3, DotA ha conseguido levantar una enorme base de aficionados y lo que ello conlleva: clanes, ligas, torneos y demás. Todo un fenómeno.
Ambos comparten el mismo desarrollo: un mapa más o menos grande con dos bandos y sendas bases. Movemos el cursor, exploramos el mapa y damos las órdenes como en cualquier juego de estrategia en tiempo real, la diferencia está en que no controlamos un ejército sino que -por lo general- sólo nos tenemos que preocupar de una unidad: un héroe, o en el título que nos ocupa, un semidiós.
De hecho, el poco argumento que tiene el juego gira en torno a la idea de los semidioses. Al parecer, el Dios Supremo se ha ido de vacaciones permanentes, y toda una ristra de semi deidades están dispuestas a luchar a muerte por ocupar su lugar. Ahí se acaba todo el arco argumental, ya que no encontraremos cinemáticas ni textos explicativos; el modo para un jugador se reduce a escaramuzas contra la máquina, cuyo único propósito será aprender a jugar para luego machacar al personal en partidas online. Sí, como era de esperar, es un juego pensado única y exclusivamente en su modo multijugador.
El objetivo en cada mapa es asaltar la base enemiga y destruirla. Para ello, además de nuestro héroe y los de nuestros aliados, contaremos con pequeñas unidades controladas por la máquina que harán las veces de ejército. Aparecen en remesas cada equis tiempo y avanzan hacia la base enemiga atacando a todo lo que se cruce. Acompañar y asistir a estas unidades será básico en el transcurso de una partida, pues ni el semidiós más resistente será capaz de soportar fuego directo de montones de torreones y soldados enemigos durante mucho tiempo. Nuestro avatar, como es de esperar, irá ganando experiencia y subirá de nivel, obteniendo habilidades nuevas y haciéndose más poderoso. Las características son las mismas que en un héroe de WC3: unos atributos iniciales determinados, habilidades pasivas, barra de maná para las activas y su correspondiente 'cooldown'.
Durante la partida iremos ganando oro; contaremos con unos ingresos fijos y podremos conseguir más acabando con unidades enemigas, o gracias a ciertos elementos del escenario. Este oro convendrá invertirlo rápidamente en la tienda, pues de morir nuestro semidiós perderá una cantidad considerable, así como algunos objetos, generalmente consumibles (como pociones).
Como cualquier 'dotero' habrá observado, Demigod toma prestadas todas las premisas de DotA para ser el primer -y no último, pues más títulos parecidos se encuentran en desarrollo- juego comercial de esta calaña. Eso significa que Demigod no tiene rivales directos en el mercado, sin embargo su más fiera competencia es lo que fue su inspiración.
Porque es inevitable comparar al título que nos ocupa con DotA para averiguar si vale la pena pagar por él, sobre todo si se es un fanático del susodicho mapa de WC3. Y, lamentablemente, en esta comparación no sale muy bien parado... Aunque no por su culpa. Demigod es un gran juego, pero la sombra de Defense of the Ancients es demasiado alargada. Hay mucha más comunidad, muchos más héroes que elegir, y qué demonios, se mueve con el motor de WC3 y eso es puro amor. Es un caso parecido al de Counter-Strike y sus secuelas; aunque éstas traían novedades, la mayoría de la gente prefería jugar al CS de toda la vida, porque tenía ese "algo" especial. Lo mismo podemos decir de DotA.