Análisis del Raspberry Pi
Digital Foundry prueba a fondo el gadget más deseado del momento.
El Raspberry Pi: un ordenador completo del tamaño de una tarjeta de crédito y por menos de treinta euros. El concepto es embriagador, y las posibilidades infinitas. Podemos estar ante una auténtica revolución a nivel de informática a nivel de entrada y programación, con una plataforma totalmente abierta para una nueva generación de programadores, ingenieros, entusiastas e innovadores. Nacido en Gran Bretaña, el Raspberry Pi podría ser el nuevo "next big thing" de la informática doméstica y mucho más.
¿Por qué tanto ruido? ¿Qué diferencia al "Raspi" - como ya se le conoce coloquialmente - de la multitud de ordenadores que ya hay ahora? Para empezar, la potencia que ofrece por el precio que cuesta es alucinante, y la forma en que se plantea el proyecto hace posible su minúsculo precio. La Raspberry Pi Foundation no busca hacerse rica, porque sus miembros quieren ofrecer su tiempo y experiencia gratis y todos los beneficios se destinarán a caridad. No tienen objetivos de venta que cumplir ni inversores a los que tener contentos: el equipo tiene una visión y ese es su único fin.
Los costes se mantienen al mínimo porque tampoco hay costes de licencia a pagar por el sistema operativo: el Raspberry Pi funciona con cualquier sistema disponible que sea compatible. Su antigua arquitectura ARM implica que no podrá ejecutar el futuro Windows 8, pero ya hay soporte para un par de versiones de Linux y se está portando el Chromium OS de Google a la plataforma. Compra un Raspberry Pi y todo lo que necesitas es un teclado, un ratón, una pantalla (un monitor o un televisor) y una tarjeta SD para almacenar el S.O.
El formato
Aunque el PCB apenas tiene el tamaño de una tarjeta de crédito, el Pi es un poco más grueso cuando lo ves en tres dimensiones debido a los puertos que incluye. Mide 85.60mm x 53.98mm x 17mm, con una parte que sobresale para conectar la tarjeta SD. Las salidas AV consisten en un puerto HDMI estándar junto con una salida RCA de vídeo compuesto y un jack stereo de 3.5mm para dar soporte analógico. Añaden un poco de altura los dos puertos USB (tendrás que usar un hub para conectar más dispositivos) y todo se alimenta a través de un socket microUSB - igual que el de muchos teléfonos móviles.
Un cargador estándar de teléfono móvil te servirá para alimentarlo, aunque también puede funcionar a partir de un puerto USB - una PS3 o un PC de sobremesa no dan problemas, aunque la Raspberry Pi Foundation no recomienda usar los puertos USB de un portátil debido a las variaciones de energía que dan algunas máquinas. Con el procesador al máximo nivel de carga el Raspi se calienta bastante, pero a pesar de no tener refrigeración activa no llega a quemar.
Aunque ahora mismo se vende la placa tal cual, en el futuro habrá versiones montadas dentro de una carcasa (un botón para encender, apagar y hacer reset también sería útil) y también esperamos ver carcasas fabricadas por empresas third party.
En términos de arquitectura, mucho se ha dicho del procesador del Raspberry Pi - el Broadcom BCM2835 -, un SoC (system on chip) diseñado principalmente para el mercado móvil. El núcleo del diseño es un ARM1176JZFS a 700MHz, acompañado por la tecnología gráfica VideoCore IV de Broadcom. Este mismo chip es el que monta el reproductor Roku 2, pero aunque ya vimos una versión de Angry Birds para él, el Raspberry Pi es el primer sistema con el BCM2835 que ofrece 3D decentes.
Empezando con el Raspberry Pi
La configuración inicial es bastante sencilla, aunque hay un par de cosas a tener en cuenta. Al igual que en un PC normal, tienes que instalar un sistema operativo antes de poder hacer nada con el dispositivo. Esto se consigue comprando una tarjeta SD, bajando una imagen del SO desde la web del Raspberry Pi y grabándonla en la tarjeta. Con el paso del tiempo habrán tarjetas pre-configuradas, pero de momento necesitas otro ordenador para hacer este proceso. Conecta la tarjeta al Pi, dale corriente por USB y ya estás listo. En un principio, al menos.
El Raspberri Pi es un poco quisquilloso con las tarjetas SD. Queríamos comparar la tarjeta Sandisk de clase 4 que venía con nuestra unidad de prueba con una tajeta de 16GB "Ultra" de clase 10, capaz de alcanzar una velocidad de lectura de 45MB/s (que puedes comprar por 20€ en Amazon). Nos picaba la curiosidad por ver si una tarjeta de gama alta proporcionaba un arranque más rápido y un escritorio más fluido. Desgraciadamente con ella el Pi no funcionaba, aunque una futura actualización de firmware debería solucionar esto.
Ahora mismo se recomienda la distribución "Squeeze" de Debian como SO Linux de código abierto. Al cargarlo parece una versión reducida de Windows XP: minimalista, funcional y no tan intuitiva como los sistemas a los que estás acostumbrado. Sin embargo carga rápido - incluso con la tarjeta de clase 4 - y puedes acceder fácilmente a todas las herramientas que necesitas.
Una vez lo tienes funcionando las primeras impresiones pueden ser decepcionantes, pero es importante entender por qué. El gran problema que tiene ahora el Raspberry Pi es que no hay aceleración por hardware para el escritorio, y eso provoca que el sistema operativo sea tosco, con una navegación y movimiento de ventanas lento. La funcionalidad también es limitada: el navegador Midori no tiene soporte HTML5 o Java, ni tampoco para Flash (y no parece que se vaya a implementar la plataforma de Adobe). Navegar por internet es un ejercicio de paciencia, y debes prepararte para el hecho de que no podrás acceder a mucho contenido online.
Todavía falta mucho para llegar al momento en el que el Raspberry Pi sea un ordenador para todo el mundo capaz de navegar por internet, hacer trabajo ofimático o reproducir medios, aunque es importante tener en cuenta que el software está en los primeros estados de su desarrollo. La aceleración por hardware y el soporte HTML5 son necesarios para transformar al Raspberry Pi en una experiencia más rica y amigable. La aceleración de vídeo OpenGL en el sistema operativo es una prioridad para la Raspberry Pi Foundation, y trabajan en ello junto con un "par de socios".
Sus credenciales para jugar
El chipset BCM2835 del Raspberry Pi tiene una potencia 3D sorprendente. Aunque la Fundación reduce su importancia, desde el punto de vista de la GPU debería ser capaz de competir con casi cualquier solución para móviles del mercado. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la CPU es menos potente que la de sus competidores, con lo cual en aplicaciones avanzadas existe el peligro de que no haya suficiente potencia de proceso para tener la GPU ocupada al completo.
Aunque el Pi tiene soporte para Open GL ES 2.0 y OpenVG, una vez más tenemos la fuerte sensación de que estamos en los primeros estados del desarrollo. Obviamente ahora hay pocos juegos, pero ya existe una versión del clásico de id Software Quake 3, portado por la propia fundación, y se trabaja en ports de Linux, como la versión de código abierto de Transport Tycoon, que debería estar disponible dentro de muy poco.
Sin embargo, ahora mismo el centro de atención es Quake 3. El análisis de rendimiento sugiere que el Pi puede ejecutar el juego entre 20 y 60 frames por segundo, aparentemente sin tener en cuenta las opciones gráficas activas. Esto sugiere que el cuello de botella está en la CPU o que, muy probablemente, el menú de opciones gráficas todavía no sea totalmente funcional.
Quake 3 Arena es un juego de 1999 que funciona con el clásico motor idTech 2. La verdad es que, en general, el rendimiento es más bajo de lo que esperábamos, pero siendo un port básico con software muy temprano y en un ordenador de 30€ no puedes catalogarlo de otra forma que no sea un verdadero milagro.
De cara al futuro, los desarrolladores de juegos más ambiciosos se encontrarán con el límite impuesto por la configuración de memoria del Pi. El dispositivo tiene 256MB, pero éstas se reparten entre la CPU y el núcleo gráfico. Esto no ocurre de forma dinámico, y debe ser configurado por el usuario, estando actualmente disponibles las siguientes opciones:
- 224MB CPU/32MB GPU
- 192MB CPU/64MB GPU
- 128MB CPU/128MB GPU
Quake 3 Arena ni siquiera cargará con la opción de 224MB/32MB, y el sistema que nos proporcionó la Raspberry Pi Foundation estaba configurado para cambiar sólo entre los dos extremos. En el SO Debian actual intentar cargar una aplicación que requiere más Video RAM provoca la aparición de un mensaje de error, pero te permite resetear la asignación de memoria y reiniciar el dispositivo. No es ideal al 100%, pero al menos se ha trabajado para evitar que te enfrentes a cuelgues molestos.
XBMC: Reproducción de medios
Es consumo de medios es algo muy importante para mucha gente, y el Raspberry Pi se ha visto como una potencial forma barata de añadir reproducción de medios a cualquier HDTV. En teoría el chipset Broadcom que incorpora es el mismo que se usa en algunos reproductores comerciales, así que el Pi debería rendir muy bien. El BCM2835 puede decodificar h.264 hasta 1080p a 30 frames por segundo, con un ancho de banda de 40mbps - algo similar al nivel de rendimiento del Blu-ray.
Pero como nos ha demostrado hasta ahora nuestra experiencia con el Raspberry Pi, tener a tu disposicion el hardware necesario no sirve de nada si no tienes el software. Por suerte, se ha portado XBMC al Pi, y tiene aceración completa por hardware para la decodificación de vídeo. La interfaz es un poco lenta (especialmente a 1080p) y los ficheros pueden tardar un poco en cargar (a veces veinte segundos o más), pero no se puede negar la calidad de la reproducción.
El Pi reproduce sin problemas contenido 1080p24 y 720p60, tanto con contenedor MKV como MP4, y los XviDs de definición estándar también iban perfectos. No pudimos probar el bitstreaming de audio HDMI (aunque la opción parece existir), pero el audio no parece causar defectos, e incluso se decodifica DTS HD. Configurar el Pi a Full HD y tratar de reproducir un MKV a 1080p con audio DTS HD fue la prueba más dura que hicimos, pero aunque experimentamos alguna caída de frame-rate al activar el OSD la experiencia era más que satisfactoria. Incluso probamos un vídeo a 1080p60 y 20mbps, aunque el Pi sufría un retraso progresivo en la sincronía del audio y se perdían algunos frames. Un resultado impresionante, de todas formas.
La versión de XBMC de nuestro kit de prensa soporta discos USB formateados en FAT32 y NTFS. Este último es un sistema para Windows que permite grabar ficheros de más de 4GB (virtualmente cualquier película de larga duración en alta definición) y normalmente se omite su compatibilidad. No aquí: el Raspberry Pi lo lee sin problemas y el vídeo que tenéis sobre estas líneas es una buena representación de su rendimiento.
Sobra decir que la experiencia con XBMC ha sido uno de los puntos álgidos de las pruebas con el Pi en su estado actual. Tuvimos algunos problemas con la estabilidad del disco USB (la prueba con el vídeo 1080p/DTS HD no funcionaba un día pero sí el siguiente), pero en general las impresiones son muy favorables. En cuanto se solucionen las dificultades iniciales y se arreglen los bugs el Pi debería convertirse en un excelente y pequeño reproductor de medios que saca el máximo provecho a su hardware interno.
Raspberry Pi: El veredicto de Digital Foundry
"Lo que tenemos ahora es una demostración de lo que es capaz la plataforma: se vislumbran algunas de las cosas increíbles que puede hacer, pero desde el punto de vista del software todavía falta mucho camino por recorrer."
Un ordenador virtualmente completo por tan sólo 30€: el Raspberry Pi es una iniciativa alucinante con un potencial inmenso. Ahora mismo la conclusión es que el hardware está listo, pero actualmente no está preparado para la mayoría de usuarios, y tan solo los desarrolladores y entusiastas podrán apreciarlo bien. Ahora es ligeramente decepcionante en lo que ofrece, y quizás los continuos retrasos en la entrega masiva a cientos de miles de compradores sean una bendición camuflada.
En términos de lo que ofrece ahora mismo el Pi, se puede navegar de forma rudimentaria - si tienes paciencia para ello -, pero la falta de aceleración por hardware en el núcleo del SO es un drama que afecta a la experiencia entre el usuario y el sistema operativo, haciendo que el uso general sea poco satisfactorio. Aunque el Pi se puede usar en su estado actual para aprender a programar, necesita establecerse como una plataforma más amigable y útil para el usuario común, y entonces podría convertir a los usuarios en programadores, como ocurrió en sus tiempos con el BBC Micro o el ZX Spectrum.
En cierto modo, aún teniendo una unidad con el SO y las demos, es imposible dar aquí y ahora un veredicto definitivo del Raspberry Pi. Es demasiado pronto. Lo que tenemos ahora es una demostración de lo que es capaz la plataforma, una versión alpha si quieres llamarlo así. Se vislumbran algunas de las cosas increíbles que puede hacer, pero desde el punto de vista del software todavía falta mucho camino por recorrer.
En términos de hardware, la escala del logro de la Fundación no debe subestimarse. Como poco ha creado una nueva plataforma que animará a la experimentación casera durante los años venideros, y con un poco de suerte se convertirá en el punto de partida para muchos programadores, tal y como quieren sus creadores. Además, el Raspberry Pi puede ser el inicio de lo que se podría definir como el nuevo "ultra-barebone" de la informática portátil. De hecho, con cosas como el SoC A10 Allwinner - con un Cortex A8 a 1.2GHz y un Mali 400MP - integrándose ya en tabletas Android de menos de 120€ esto podría ocurrir más pronto que tarde.
Son tiempos emocionantes, entonces, y seguiremos de cerca y con mucho interés la evolución del Raspberry Pi.