Diabolik: The Original Sin
¿Un pecado de verdad?
Si me preguntaran cuáles son mis géneros favoritos, entre ellos se encontrarían sin duda las aventuras gráficas. A toda la redacción nos apasionan. Me enamora tener que estrujarme la sesera para tratar de resolver cómo abrir una simple puerta de la manera más útil, ingeniosa y muchas veces absurda. Para mí y para muchos de vosotros seguramente sean inolvidables obras como Monkey Island, Full Throttle o Grim Fandango (¡Tim Schafer rules!), obras atemporales para cualquiera que haya sabido disfrutar con un PC. O más cercana en el tiempo, las sagas Broken Sword, Sam & Max o, tirando un poco para el mercado patrio, Runaway.
Pese a tanta aptitud, este arquetipo de juego es una especie protegida. Difícil de extinguir por la cantidad de usuarios que acarrean, pero en una decadencia de calidad bastante preocupante. Ahora le toca el turno a Diabolik: The Original Sin, que nada tiene que ver con los ejemplos mencionados previamente. Partamos de la base de que PSP quizás no sea la plataforma más polivalente para este género, y por ello vamos a tratar de ser de lo más comprensibles… aunque de donde no hay, es difícil sacar.
Diabolik es una serie de cómics muy conocida en Italia, creado por las hermanas Angela y Luciana Giussani allá en 1962. Y como yo nunca he tenido la suerte de viajar al país de la pizza, no la conocía hasta que me llegó el paquete de correos a casa. Perdonadme pero soy más clásico: Batman, Superman, Mortadelo y Filemón…ya sabéis. En este caso el protagonista hace de antihéroe y gracias a su habilidad es un genio hurtando y cometiendo un buen puñado de fechorías para después huir de la ley como si nada hubiera sucedido.
Más o menos eso nos ofrece la trama de The Original Sin. Esta vez es el mismísimo Diabolik el que está contra las cuerdas: uno de sus mayores antagonistas ha secuestrado a su compañera/rollete llamada Eva. Para volver a tenerla entre sus brazos deberá recuperar un cuadro titulado “The Original Sin”. Currado juego de palabras, ¿eh?
Pese a este interesante preludio, la aventura se limita a descifrar la forma de avanzar por los escenarios, con escasa viveza en la trama argumental. Algo que tampoco ayuda a paliar la tediosa jugabilidad.
Nos explicamos. La estructura del control es bastante buena, haciendo uso del sistema point&click adaptado a la portátil de Sony. Podemos mover al personaje por pantalla con cierta libertad a través del joystick. Con el gatillo izquierdo accederemos al inventario mientras que pulsando el derecho tendremos medio trabajo realizado, ya que nos indica con unos destellos de luz los puntos interactuables de cada escenario.
Como es lógico, nuestro cometido consiste en encontrar o saber utilizar determinados objetos para abrir puertas puñeteras, hacer que funcionen mecanismos estrafalarios o acceder a lugares recónditos. También hay algún que otro puzzle, pero bastante sencillote. En el inventario encontramos ítems curiosos como máscaras para suplantar personalidades o punteros lásers, además de otros más sofisticados como alicates o ganzúas. Incluso diversas armas donde destaca la cerbatana, que utiliza un peculiar sistema de precisión para acabar con los enemigos. Consiste en unir dos rayas en un mismo punto mientras éstas están en movimiento.