Análisis de la Xbox One S
Más pequeña, más rápida, mejor.
En muchos sentidos, la nueva Xbox One S es la materialización de los esfuerzos de Microsoft por conectar de nuevo con el jugador de toda la vida. Decimos adiós a la estética funcional de decodificador del hardware original para dar la bienvenida a un diseño totalmente fresco. Sí, es más pequeña, ligera y refinada - pero, más importante, este es un hardware al que no le avergüenza ser lo que es ni intenta ser algo que no es; es una consola con un diseño bonito, y una mejora remarcable frente al modelo de lanzamiento en prácticamente todos los sentidos.
Hay mucho que puede gustar: la integración de la fuente de alimentación en el interior de la carcasa es, claro, de recibo, mientras que los plásticos más robustos no atraen las marcas ni las huellas como sí hace su reluciente predecesora. La posición de los puertos USB tiene más lógica, la falta de un puerto para Kinect no se echa de menos y la posibilidad de poder poner la consola en horizontal o vertical es algo que nunca está de más. Oh, y Microsoft incluye el pie en el paquete, así que no hay que desembolsar más dinero por un trozo de plástico. Viene incluso con un cable HDMI de alta velocidad, también, perfecto para el 4K UHD 60Hz.
Vale la pena apuntar también el añadido de un nuevo mando de Xbox One, que comparte el plástico más duro de la consola. La sensación al agarrarlo es mejor que con el mando original, con unos sticks reestructurados; además de eso, la inclusión de un nuevo Bluetooth hace que la conexión sin cable con PCs con Windows sea más sencilla, manteniendo la conexión propia con el hardware de Xbox One: funciona en consolas viejas y nuevas.
Todo eso por sí solo ya cubre las características que se debería exigir a una 'Xbox One Slim', excepto por el hecho de que Microsoft ha ido un poco más allá. Las dimensiones reducidas de la consola se deben a que el antiguo procesador de 28nm se ha sustituido por el chip de 16nm FinFET, lo que se traduce en menor consumo y menos calentamiento. Este proceso de reducción requiere un replanteamiento completo de la arquitectura, una oportunidad que Microsoft ha usado para añadir funcionalidad, algo que nunca vimos en la anterior generación de consolas.
Así que sí, ahora funciona a 4K. Conecta la Xbox One S a un dispositivo UHD y te preguntará si quieres una salida predeterminada de 3840x2160. La zona mostrada en la pestaña de configuración ahora se ha renovado con la posibilidad de alternar entre salida a 720p, 1080p y 4K. En la configuración avanzada, Xbox One S nos dice qué características avanzadas hay disponibles con tu elección, una ayuda útil considerando la gran cantidad de variantes que hay en las pantallas 4K, y también sirve para confirmar que las viejas televisiones 4K a 30Hz no son compatibles.
La aplicación Blu-ray de Xbox One (que se puede descargar desde la Microsoft Store) está mejorada, y ahora es compatible con los nuevos discos UHD disponibles en el mercado. Además de eso, también es compatible con Netflix 4K y su limitado contenido en HDR. Analizaremos con detalle la funcionalidad multimedia de Xbox One S en un próximo artículo, pero por ahora podemos decir que funciona bien, pero hay espacio para la mejora. No es compatible con el HDR Dolby Vision (HDR10 es el formato preferido, y para ser justos, hay muy pocas pantallas que acepten el sistema Dolby) pero más preocupante es la falta de bitstream para el audio, lo que descarta formatos de nueva generación como el Dolby Atmos y DTS:X.
También es un poco frustrante la falta de juegos compatibles con el HDR, lo que significa que no hemos podido probar bien una de las características más prometedoras de la consola. Microsoft no ha querido ceder las demos de Forza Horizon 3 y Gears of War 4 que vimos en el E3, y que eran impresionantes. Ahora mismo, todo lo que podemos decir es que el HDR para juegos está por llegar, y las impresiones iniciales son bastante prometedoras.
Ahora mismo, el reescalado de 1080p a 4K es competente, pero podría ser mejor. Al conectar la Xbox One S a una Panasonic DX750 de 58 pulgadas vimos que la interfaz se reescalaba mejor a 4K usando el sistema incluido en el propio monitor en comparación con el de Xbox One S.
Xbox One S | Xbox One | |
---|---|---|
CPU | 1.75GHz AMD Jaguar de ocho núcleos | 1.75GHz AMD Jaguar de ocho núcleos |
GPU | 12 unidades de computación | 12 unidades de computación |
Reloj GPU | 914MHz | 853MHz |
Rendimiento | 1.4TF | 1.31TF |
Banda ancha ESRAM | 219GB/s | 204GB/s |
Nos gustaría mucho ver un modo escalado 4x4, y funcionaría bien porque el 4K es simplemente un escalado 2x en ambas direcciones comparado con el full HD. La característica es compatible con nuestra Panasonic DX750, y a ese rango, es definitivamente mejor para los juegos que el reescalado estándar de la Xbox One S y de nuestra DX750.
Dicho esto, el 4K es un gran 'valor añadido' para la Xbox One S, y aunque no hay mucho contenido disponible para aprovecharlo actualmente (sabemos que va a llegar Amazon, pero Plex sería genial), la conclusión es que el mejor pedazo de contenido en vídeo UHD viene de la mano del nuevo rango de Blu-rays. Por ello, si estáis considerando haceros con un reproductor Blu-ray UHD, el hecho de que esté incluido en la Xbox One S resulta un valor significativo.
De modo que al cambiar a un procesador FinFet de 16nm, Microsoft actualiza los bloques decodificadores y añade el necesario HDMI 2.0 y HDCP 2.2 para la nueva UHD. No obstante, Microsoft ha ido un poco más allá. Para ser compatible con el juego con HDR mientras al mismo tiempo procesa salidas tradicionales para GameDVR, streaming y capturas de pantalla, era necesario un boost de la GPU. Xbox One S cuenta con un aumento en la velocidad de reloj que va de los 853MHz de la original a 914MHz en la nueva consola - un 7,1 por ciento más. Y, curiosamente, Microsoft ha habilitado el 'overclok' para todas las aplicaciones.
Todo ello permite a los juegos acercarse más a sus objetivos de 30fps/60fps, y aunque la mayor parte de la gente no notaría la diferencia, está ahí y esencialmente logra experiencias más refinadas y ligeramente más suaves: hay menos caída en los 60fps y menor tearing. Y a pesar del overclock, la Xbox One S es de hecho considerablemente más eficiente energéticamente que su predecesora. En nuestras pruebas hemos comprobado que reduce su consumo de un 25 a un 40 por ciento, dependiendo de la aplicación.
Hemos comparado la Xbox One S con el hardware original en diversas pruebas - usando un juego en disco y una descarga digital. Además de eso hemos calculado el consumo reproduciendo contenido multimedia (específicamente el reproductor Blu-ray) y algunas pruebas específicas de Xbox One S sobre la reproducción de BD UHD.
Y aunque hemos podido realizarlas todas, el caso es que rompimos nuestro medidor de sonido para calcular el ruido de la nueva consola en comparación con la original. Pusimos el medidor justo al lado de la máquina, así que no toméis los resultados como representativos de la experiencia, sino más como un punto de comparación entre las dos iteraciones de hardware. Tal y como están las cosas, la conclusión está clara: la nueva consola es significativamente más eficiente energéticamente en relación al modelo original, pero el precio a pagar es que es una máquina más ruidosa - probablemente debido a que es más pequeña.
Por lo general notamos un aumento de 3dB en el ruido generado por la Xbox One S - un punto decepcionante para una consola con credenciales multimedia cuya experiencia queremos que sea lo más discreta posible. No obstante, los 42-44dB son aun así una mejora considerable comparado con PlayStation 4, que puede llegar a superarlos en 10dB. Xbox One S sigue siendo una consola más grande que su competidora de Sony, pero cuenta con un ventilador más grande y, dicho de otro modo, un ventilador más grande girando a menor velocidad genera menos ruido.
El ruido es de hecho más perceptible en la habitación si lo comparamos con el modelo original, pero a pesar de eso es una máquina bastante silenciosa. Dicho esto, algo de lo que nos dimos cuenta es que la reproducción de Blu-rays UHD parece ser ligeramente más ruidosa que la de los BD estándar. Quizá se debe a que el disco debe girar más rápidamente para leer bitrates de vídeo más altos, lo que se traduce en más ruido.
Consumo/Ruido | Consumo Xbox One S | Consumo Xbox One | Ruido Xbox One S | Ruido Xbox One |
---|---|---|---|---|
Project Cars (Disco) | 79W | 109W | 47dB | 44dB |
Tomb Raider (Digital) | 74W | 108W | 45dB | 42dB |
Reproduciendo Blu-ray | 37W | 61W | 47dB | 43dB |
Reproduciendo UHD Blu-ray | 44W | - | 49dB | - |
Microsoft Xbox One S: el veredicto de Digital Foundry
A todos nos gusta una revisión de hardware, y hablando en términos generales, son las primeras revisiones de las consolas las que suelen ser más exitosas (las segundas pueden llevar eso de los recortes demasiado lejos). Es una oportunidad para escuchar el feedback de los consumidores, reducir el tamaño y generalmente conseguir una máquina más adecuada para la sala de estar. Xbox One S logra todo eso con éxito, pero también tenemos que felicitar a Microsoft por usar la oportunidad para añadir algunos extra, funcionalidades valiosas que exceden considerablemente las especificaciones originales.
La oferta 4K puede que esté un poco coja actualmente, pero es un añadido interesante y útil para aquellos que lo busquen. Por otro lado, el overclock de la GPU es el tipo de característica adicional que no va a ofrecer ningún cambio en la experiencia de juego, pero puede convencer al jugador más tradicional que quizá está dudando sobre si subirse o no al carro. A Microsoft no le hubiera costado nada desactivar las velocidades de reloj más altas para los títulos sin HDR (de igual forma que PlayStation Neo hace cuando reproduce juegos convencionales de PS4, según las filtraciones), pero en lugar de eso ha decidido permitir que dicha caracterísitca funcione con todo.
Unid a eso una estética completamente nueva que fulmina las aspiraciones de la Xbox One original por parecerse a un decodificador y la mejora de un mando que ya de por sí era impresionante, y tenemos como resultado una excelente revisión de hardware. Más allá de ser un poquito más ruidosa, es una mejora sustancial sobre el modelo original en casi todos los sentidos. Sigue siendo una Xbox One, claro, así que no esperéis un hardware radicalmente nuevo - pero puede ser la mejor revisión de una consola que hemos visto hasta ahora.