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Epic Mickey

El club de los olvidados.

La película Candilejas de Charles Chaplin tiene muchas similitudes con este videojuego que bajo el título de Epic Mickey pretende mostrarnos una faceta hasta ahora desconocida del ratón más famoso de todos los tiempos. El filme de 1952 fue considerado como la despedida de dos de los grandes genios del cine mudo, Chaplin y Keaton - o tal como se les conocía aquí, Charlot y Cara de Palo -, dos personajes que tuvieron su gran momento durante la década de los veinte y parte de los treinta, pero que por culpa de los avances en la técnica cinematográfica y la demanda de un público devorador de nuevas experiencias, se vieron obligados a ceder su puesto a las nuevas generaciones. Es una película triste y sobre todo nostálgica, cualidades pocas veces presentes en un videojuego pero que también marcan el tono de esta producción exclusiva de Wii.

Tanto en el filme como en el videojuego asistimos al encuentro de dos personajes que, en principio, nunca deberían haber coincidido, pero que por un giro maestro de guión - o el simple capricho de verlos juntos - acaban compartiendo escenario para sorpresa de todo el mundo. En el caso de Epic Mickey la razón la encontramos principalmente en el propio leit motiv del juego, que no es nada más que la ilusión de su director, el reconocido diseñador Warren Spector, de viajar al pasado para recuperar todo un mundo de dibujos animados olvidados que Disney produjo en sus inicios y que a día de hoy han caído en el olvido.

En aquella época, a mediados de los veinte, antes de que Mickey viera la luz como personaje era otro orejudo, Oswald, el conejo de la Suerte, el que atraía todas las miradas en la gran pantalla. Sin embargo, por cuestiones de derechos y demás temas legales este personaje creador por Walt Disney acabó en manos de la Universal. Desesperado por este fracaso, el dibujante creó entonces una réplica de su personaje pero con rasgos ligeramente distintos, en lugar de un conejo era un ratón y su característica más distintiva eran unas grandes y redondas orejas.

Tal como ilustra la genial escena introductoria del juego, pasaron los años y Mickey Mouse se convirtió en toda una estrella, mientras que Oswald permanecía olvidado en un archivo. Y precisamente así empieza el juego, con un Mickey actual que por motivos que ya descubriréis vosotros mismo acaba encerrado en un mundo llamado El Páramo, un lugar habitado por todos los dibujos de aquellas antiguas películas que hoy nadie recuerda. Un gran escenario desolador que para nada se corresponde con la imagen que tenemos de Disney y que se presenta como una versión tétrica y oscura de su famoso parque de atracciones. La misión de Mickey, nuestra misión, es escapar de aquí, pero para hacerlo antes deberemos enfrentarnos a nuestro propio pasado, y eso incluye a Oswald, nuestro hermano mayor.

Dicho esto, lo que nos encontramos es un juego de plataformas con una estructura bastante similar a la que este género nos tiene acostumbrados desde hace unos años, es decir, un mundo central, que en este caso es la Calle del Mal (una versión retorcida de las alegres avenidas de Disneylandia) que nos sirve de puente para acceder a los diferentes mundos, que a su vez también se corresponden con los clásicas zonas temáticas de los parques de atracciones, por ejemplo el mundo de piratas de "Aventuralandia" o el futurista "El Mundo de Mañana". Por suerte Epic Mickey no cae en el tópico de obligarnos a recoger innumerables ítems para esconder su ausencia de argumento, en este juego sabemos siempre cuál es nuestro objetivo y la historia y el guión se imponen al mero hecho de recolectar ítems (que también los hay).