Dragon Age: Origins
Nuestras sensaciones tras jugarlo en consola.
Con paso firme y sin hacer mucho ruido BioWare se está convirtiendo en una de las desarrolladoras más queridas por el núcleo duro formado por los jugadores más exigentes, los llamados hardcore gamers. Este estudio canadiense está actualmente enfrascado en varios títulos que se encuentran en los más alto de las listas de "Más Deseados" por los aficionados al rol. Juegos como Mass Effect 2, la ambiciosa segunda oportunidad de Star Wars en el género de los MMORPG y por supuesto Dragon Age: Origins, son una clara muestra.
Desde luego, este Dragon Age: Origins apunta muy buenas maneras y no es gratuito afirmar que podría ser uno de los candidatos a juego del año. Sin ir más lejos, nosotros lo elegimos entre los tres mejores del pasado E3. Sin embargo, en los últimos meses se ha constatado que hay dos cosa que preocupan a los parroquianos de las tabernas roleras y seguidores de la compañía. La primera de ellas hace referencia al propio control, y es que a diferencia de los clásicos Baldur's Gate y Neverwinter Nights, tal como mandan los cánones actuales, Dragon Age: Origins aparecerá tanto para PC como para consolas. ¡Sacrilegio! -gritarán los más puristas, pero lo cierto es que en BioWare se está trabajando duro para que tanto las versiones de PC como las de Xbox 360 y PS3 estén al mismo nivel.
Se nota que es algo que les preocupa especialmente en BioWare, no quieren que los usuarios piensen que por el hecho de salir en consolas el juego pueda perder complejidad en favor de hacer algo más directo. Así nos los transmitió su diseñador jefe, Mike Laidlaw, en la última entrevista que le hicimos, que "esta es la primera vez en que la versión para PC es la que tiene preferencia y es sobre la que se portarán las demás". No estamos por lo tanto ante un casos como Knights of the Old Republic o Mass Effect, que se programaron inicialmente pensado en la consola como plataforma y que después fueron portados –y con éxito– al PC. Podemos estar tranquilos al respecto de si el hecho de salir en consolas va a suponer un lastre para Dragon Age: Origins, porque parece ser que no.
Hemos tenido la oportunidad de jugar a ambas versiones y estas son nuestras impresiones sobre este aspecto. En lo que respecta a PC la distribución de la interfaz de acciones nos remite claramente a juegos como Baldur's Gate y sobre todo a Knights of the Old Republic. Es un sistema óptimo para jugar con teclado y ratón y en esto sentido BioWare no ha inventado la sopa de ajo precisamente. Podéis apreciar claramente como luce en la imagen que acompaña a este artículo (contempladla bien porque, aunque las hay son pocas las imágenes puramente ingame que se han publicado hasta el momento).
Es en las versiones para consolas donde podríamos encontrar los mayores cambios. Nosotros pudimos jugar unos minutos a la versión para Xbox 360, pero entendemos que con PS3 la distribución sobre el mando será similar. Así, el botón A sería el clásico botón para las acciones contextuales (atacar, interactuar, coger ítems, abrir cofres, puertas, etc). El mayor problema llega cuando nos planteamos cómo sustituir la barra de acciones que encontramos en la parte inferior de la pantalla en PC si en lugar de un ratón disponemos únicamente de los sticks de un mando. En este sentido el método elegido por BioWare es elegante y después de jugar un rato nos ha parecido bien resuelto. Los botones X, Y y B son los encargados de asignar las habilidades y su situación nos permite liberarlas rápidamente. Asimimo, si pulsamos el gatillo izquierdo sustituimos las tres habilidades por otras tres suplementarias, cosa que nos permite asignar un total de seis habilidades o acciones e ir alternando fácilmente entre ellas. También podemos asignarles objetos, por ejemplo, si nos están atacando y estamos heridos, pues lo pulsamos para tomarnos una poción y recuperar vida sin tener que recurrir a menús.