Dragon Ball Z: Attack of the Saiyans
La sorprendente madurez de Gokuh.
Hablar de Dragon Ball es hacerlo sobre la que probablemente sea la saga de manga y anime más laureada y reconocida de todos los tiempos. A pesar de que actualmente tenga multitud de aspirantes a arrebatarle el trono, como Naruto, One Piece o Bleach, ninguna de estas series ha conseguido, aún, tener una repercusión a nivel internacional tan grande como la obra de Akira Toriyama.
Resulta curioso que aunque Dragon Ball siempre ha tenido una sólida representación en todas y cada una de las generaciones de consolas, parece que es ahora, tras haber cumplido la serie de anime su vigésimo aniversario, cuando se está explotando con mayor insistencia las licencias de Gokuh y compañía. Tras varios exitos en la anterior generación con los Budokai Tenkaichi, y los fallidos intentos en consolas de la actual remesa, llega a Nintendo DS uno de los juegos que mejor capta la esencia del anime, y que la plasma con más acierto en un videojuego.
Y al fin, de la mano de Namco y gracias a Monolith, los desarrolladores entre otros de los magníficos RPGs Xenosaga , nos llega Attack of the Saiyans. Admitámoslo: cualquier fan que lea en una misma frase Dragon Ball y RPG sufrirá al instante un paro cardíaco por las altísimas probabilidades de que el juego tenga tanto éxito como Gokuh o Piccolo sacándose el carné de conducir. Pues bien, tenemos aquí una rara avis, un especimen más exótico de lo que cabría esperar y que sorprendentemente consigue lo que se propone: enamorar a los fans, y contentar a cualquiera que no le disguste el género.
En esencia, estamos ante un clásico juego de rol japonés con unas cuantas implementaciones adicionales, necesarias hoy en día, pero para nada rompedoras ni que vayan a crear precedentes en el género. Recibo misión, elimino a enemigos por el camino, me cargo al jefe final, y paso al siguiente capítulo. Éste es el modus operandi del juego, cuyo desarrollo es una auténtica arma de doble filo: historia totalmente lineal –salvo en un capítulo determinado del juego–, y elevada cantidad de escenas de "vídeo", si se les puede llamar así. ¿Qué tiene esto de bueno?, pensará el jugón. Como RPG sin más, poco. Como juego de Dragon Ball, es una delicia: los diálogos están magníficamente traducidos y adaptados, respetando en un altísimo porcentaje a los originales aparecidos en manga y/o anime. La mayor parte de ellos son reconocibles para el aficionado a la saga, pero los auténticos freaks disfrutarán como niños con lo bien llevada que está la trama y con su fidelidad a la serie.
Por otro lado, la linealidad es en cierta manera necesaria. Entiéndase: Attack of the Saiyans comprende desde el final de Dragon Ball –con el 23º Torneo de las Artes Marciales en liza–, hasta el final de la primera saga de Dragon Ball Z, con la batalla contra Nappa y Vegeta. Esto quiere decir que el juego está hecho sobre aproximadamente un 10% sobre el total de la duración de ambas sagas juntas. Un período de tiempo muy limitado, teniendo en cuenta que la mayor parte del resto de títulos sobre la serie abarcan un espacio temporal mucho mayor; sin ir más lejos, el excelso y fiel Dragon Ball Origins cubre casi en su totalidad toda la primera parte de la saga. Así, los desarrolladores se han visto obligados a añadir algunas misiones de relleno que no aparecían en la serie original. El secreto está en que están muy bien implementadas, y en que rara vez decae el ritmo de la trama a causa de esa linealidad, se percibe sensación de estar avanzando en la historia con cada misión realizada. Y eso es un gran acierto.
Ahora bien, la historia no es el único elemento que mantiene en pie nuestra tensión delante de ambas pantallas: como en cualquier buen RPG, los combates son geniales. Podemos luchar con hasta tres personajes conocidos a la vez, ya sea Krilín, Yamcha, Tenshinhan... O Gokuh y Piccolo, cómo no, sin olvidar a Gohan. Las opciones en batalla son bastante típicas: ataque simple, uso de objetos, defensa, huir, y ataques especiales. Estos últimos se dividen en dos tipos: las técnicas normales, que las podemos usar en cualquier momento previo canjeo de puntos de Ki o energía, y por otro lado, las técnicas definitivas, que requieren tener el indicador de Furia lleno, una barrita que aumenta al recibir y propinar golpes durante la batalla. Lo cierto es que el uso de la Furia da mucho juego: si tenemos a dos o tres personajes con la carga máxima en furia, podremos realizar devastadores combos conjuntos para dejar temblando a los jefazos de turno.