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Dungeon Siege III

Sigue el camino del guerrero.

Han pasado más de cinco años desde que la segunda entrega de la saga Dungeon Siege llegara a las tiendas. Parece una eternidad, ¿verdad? Desde entonces pocos títulos han seguido esa senda que con tanto tino marcara, en los albores del género -una mezcla de action RPG y Hack & Slash-, un título como Diablo.

Por eso, llama la atención que haya tenido que ser Square Enix la que, aliándose con Obsidian, retome la franquicia que fundaran el estudio norteamericano Gas Powered Games y, en primer término, Chris Taylor. Pero no penséis que el desarrollador se ha desentendido de la marca. Desde Kochmedia, la distribuidora que ayer mismo presentaba el juego ante los medios de comunicación en sus oficinas de Madrid, juran y perjuran que el creador de Total Annihilation ha participado estrechamente como consejero en el desarrollo del título.

Y lo cierto es que, a juzgar por la beta, todo apunta a que así ha sido. En cuanto introduces el disco en tu plataforma -nosotros tuvimos acceso al material en PlayStation 3, pero también se publicará en Xbox 360 y PC-, la vuelta al Reino de Ehb es instantánea. El título arranca con la selección del héroe. Nosotros sólo pudimos escoger al guerrero, pero habrá otros tres personajes más, cada uno con sus puntos fuertes y sus debilidades. Posteriormente, una introducción a base de dibujos estáticos y voz en off nos explica que deberemos recomponer la Gran Legión para evitar que el caos y la destrucción arrasen con Ehb.

Es el punto de partida. Y, la verdad, parece que no haya pasado el tiempo. La iluminación, el gusto cromático y la disparidad de localizaciones -en una hora y media deambulamos por un bosque, un pueblo, una mazmorra y un palacio en llamas- remiten a las dos entregas anteriores de la saga.

Lo mismo sucede con el apartado jugable. Nuestro protagonista Lucas cuenta con una espada y un botón de ataque que, si apretamos repetidamente, nos dará algún que otro combo. También hay espacio para cierto toque estratégico en el combate, ya que podremos optar por dejar el escudo a un lado y aferrarnos a la espada con las dos manos. En tal caso, descuidaremos algo la defensa pero infligiremos más daño con cada golpe. Lógicamente, a medida que avancemos, iremos encontrando nuevas armas, escudos y armaduras que complicarán las decisiones.

Por no hablar de la magia y de las habilidades, activas o pasivas. Estas últimas tienen su relevancia y, más allá del aumento de los números, son las que realmente determinan cómo queremos que evolucione nuestro personaje y las que amplían nuestro abanico de opciones. Por poner un ejemplo, invertimos nuestros puntos en una habilidad que nos permitía regenerar algo de vida siempre que no estuviéramos dando espadazos a diestro y siniestro. Parece, pues, que los personajes serán muy personalizables y que el equipo que usemos en cada momento afectara a la jugabilidad.