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Fallout: New Vegas

La casa siempre gana.

El principal defecto de New Vegas es que la tecnología que lo sustenta (el motor Gamebryo) empieza a mostrar signos inequívocos de su edad. El juego de Obsidian se ve prácticamente igual que se veía Fallout 3 hace dos años y muchos (por no decir la mayoría) de los problemas que tenía entonces siguen estando presentes en la nueva entrega. Una vista en tercera persona deficiente, eventuales glitches gráficos y popping a medias distancias son sólo algunos de los problemas que no se han solventado. Además, una dirección artística muy similar hace que ciertos escenarios del desierto de Mojave sean casi idénticos a algunos de Capital Wasteland, lo cual provoca una sensación extraña.

Y luego están los bugs, algo que ya parece un mal endémico en los juegos desarrollados por Obsidian. Ya sean las prisas por sacar el juego al mercado a tiempo o por una fase de betatesting poco concienzuda, la realidad es que Fallout: New Vegas sorprende de vez en cuando (por suerte poco a menudo, todo sea dicho de paso) con fallos de lo más tontos: personajes que se atascan en el escenario o ralentizaciones esporádicas al entrar o salir de un edificio. Eso cuando no se cuelga (durante nuestras pruebas, un par de veces en algo más de 50 horas de juego), momento en el cual dan ganas de tirar la consola por la ventana.

Aún con todo, Fallout: New Vegas cumple sobradamente a nivel gráfico. Es capaz de mostrarte algunas vistas espectaculares y un escenario inmenso y muy detallado, pese a que los modelos de los personajes y sus animaciones sean algo más simples de lo que nos hubiera gustado. Es el precio a pagar por tener un universo tan complejo a tu disposición, supongo. En cualquier caso el verdadero protagonista es el mundo, y a éste no se le pueden poner pegas. No es sólo su exagerado tamaño lo que impresiona, sino la cantidad de pequeños detalles, secretos y matices que puedes encontrar en él. Justo cuando crees que ya lo has visto todo New Vegas se las apaña para sorprenderte. Y eso es impagable.

Lo que merece una mención aparte es la espectacular banda sonora. Mezclando el toque de country cuando estamos en el Mojave (en mi cabeza no deja de sonar Johnny Guitar) con el swing en New Vegas, pocas alabanzas se pueden hacer a una tracklist que incluye a leyendas de la talla de Frank Sinatra, Nat King Cole, Dean Martin o Bing Crosby. El juego se encuentra además traducido al castellano con un doblaje en líneas generales bastante conseguido (excepto por algunas voces de personajes secundarios que chirrían bastante, como la de una prostituta del Gomorra que parecía una versión yonki de Lois Griffin).

Aún con sus defectos, Fallout: New Vegas es un juego sobresaliente, un más que digno sucesor de Fallout 3 y mucho más que una simple expansión, como algunos erróneamente han afirmado. Es increiblemente inmersivo, ofrece cientos de horas de juego, un mundo tremendamente realista y te enganchará como pocos juegos son capaces de hacerlo. Y para un servidor como RPG es más completo que su antecesor, lo cual seguramente sea el factor final que haga inclinar la balanza a su favor.

9 / 10

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