FIFA 10
Libertad total.
Tras muchos años llenos de actualizaciones esperpénticas los FIFA han encontrado su camino y con esta edición de 2010 consiguen algo muy importante y que debe tenerse en cuenta: el juego gustará a todos. Profundicemos un poco en esto. Antes había dos títulos de fútbol que se jugaban de forma totalmente distinta. Una gustaba más a unos y la otra a los demás. O eras de FIFA o eras de PES, y era prácticamente imposible pasar de uno a otro porque generalmente te solía llamar más la atención uno de los estilos.
De forma muy inteligente en Electronic Arts tomaron una decisión fundamental: en vez de potenciar ese estilo determinado y diferenciado de la competencia apostaron por acercarse al fútbol, al deporte. Ya no hacen juegos de género, ya no se busca eso. Ya no se hace un juego sobre fútbol, se hace un juego de fútbol. Los puntos fuertes y los puntos flojos ahora se valoran en relación al parecido con el deporte real, ni más ni menos. No sé si veis la sutil diferencia pero, en mi opinión, tiene una importancia capital.
Ya era evidente con la versión del año pasado y con FIFA 10 lo vemos totalmente claro: el juego gustará a todos, a los amantes de FIFA y a los amantes de PES. Porque lo que replicamos en la pantalla es lo mismo que vemos los fines de semana en el televisor.
Para llegar a este punto la franquicia FIFA ha tenido que apostar por dos ingredientes fundamentales: sutileza y libertad. La sutileza implica que los cambios que se hacen cada año no son vistosos y espectaculares. Responden a necesidades propias del deporte y son añadidos detectados a base de partidos y partidos, de escuchar a la comunidad y de intentar buscar ese realismo. A simple vista pueden parecer escasos, pero no nos equivoquemos: un partido de fútbol está construido a base de detalles mínimos, de fintas imperceptibles o de desmarques que ni puedes detectar. Esos pequeños ajustes y cambios acaban teniendo una influencia brutal en la experiencia de juego, aunque sea prácticamente imposible detectarlos. De la misma forma tardamos un buen rato en ver que las transiciones, repeticiones y saques de falta ahora nos roban la mitad del tiempo; todo va rápido y está pensado para evitar que nos pasemos un tiempo inútil viendo cortinillas y secuencias aburridas.
La libertad, en cambio, sí que se hace palpable desde el primer momento en el que cogemos el mando. Y es que el punto más fuerte de este FIFA 10 es el regate de 360 grados, un cambio radical en la forma de entender los juegos de fútbol.