Forza Horizon
Por un puñado de pulseras.
Tras su anuncio en el pasado E3 de Los Ángeles, uno bastante de tapadillo para lo que estamos acostumbrados y a tan solo unos pocos meses del lanzamiento, resultaba bastante sencillo llegar a pensar que este nuevo Horizon sería otra intentona más por parte de Microsoft de acercar sus buques insignia a un público mucho menos dado a esto de pasar horas frente a una consola de una forma algo cochambrosa (si, Fable: The Journey, te miro a ti), pero bastaba con indagar un poco acerca de quienes formarían parte del equipo que, con la supervisión/colaboración de Turn 10 -con Dan Greenawalt a la cabeza- sería el encargado de dar un nada sutil lavado de cara a una de las franquicias más laureadas dentro de la simulación automovilística.
Los posibles fantasmas desaparecerían de una tacada al comprobar como PlayGround Games (estudio fundado hace tres años por Gavin Raeburn y Ralph Fulton, parte importante en los desarrollos de las series TOCA, DIRT o Grid) contaba en sus filas con ex-integrantes de Codemasters (TOCA, Race Drive, DIRT, Grid, F1 series), Criterion Games (Burnout), Bizarre Creations (Project Gotham Racing, Blur), Reflections (Driver), Black Rock Studios (PURE, Split/Second), Slightly Mad Studios (Need For Speed Shift) y Rockstar San Diego (Midnight Club). O lo que es lo mismo: lo mejor de cada casa en cuanto a arcades de velocidad. Claro, ante semejante Deam Team uno no puede más que esperar cosas buenas, pero en la práctica, resulta que Forza Horizon en realidad es mucho mejor que todo eso.
Nada más comienza a correr en nuestra consola, su puesta en escena ya supone una clara declaración de intenciones hacia quien busque en él una especie de quinta entrega bastarda de la serie Motorsport. Este tampoco dudará en abofetear a cualquiera que lo tache de simple spin-off. Ni siquiera verlo como un extraño experimento que se le ocurriera al bueno de Dan tras visionar por cuarta vez la saga completa de Re-Animator es correcto. Al menos no del todo, pues el título de PlayGround Games es un poco todo y nada de eso.
Para empezar, Forza Horizon anima a los jugadores a olvidar aquellos trazados cerrados donde fructificaban interminables horas de trabajo en el banco de pruebas para conseguir recortar unas escasas décimas al cronómetro, dejando de lado los fríos números de telemetrías varias para redirigir sus pasos hacia un bullicioso festival donde música y los bólidos más exclusivos del planeta se funden en un rosa chillón al final de un trayecto que recorremos a lomos de los casi 500kw de esa maravilla de la automoción que es el Viper GTS de 2013. A partir de ese momento, y con un buen puñado de millas por recorrer con total libertad, entendemos que la estructura de Horizon no dista demasiado de la de otros títulos semejantes como Need for Speed: Most Wanted, la cual se basa en puntos de experiencia que, dependiendo de nuestra posición, obtendremos al finalizar cada uno de sus muchos eventos. Pero la familiaridad con Most Wanted no termina aquí. A medida que ganamos nombre, los demás pilotos querrán enfrentarse en un cara a cara con nuestro yo virtual, lo que se traduce en una suculenta suma de puntos, así como la obtención del vehículo que éste posee.
Ascender en la tabla de popularidad no debería resultar difícil, pues además de vencer en los eventos oficiales, como buen arcade de velocidad, Forza Horizon premia la conducción con estilo llevada al límite, lo que lleva al jugador a ser preciso en sus virajes y temerario en los adelantamientos. Es decir: hay que molar. De este modo, cada vez que realicemos una acción digna de elogio, como si de los kudos de Project Gotham Racing se tratara, recibimos puntos con los que vamos completando los retos que proponen algunos patrocinadores. Gracias a ello, cada cierto nivel se irán abriendo nuevos eventos exclusivos para dar algo más de salsa a la competición; pruebas de habilidad que consisten en competir contra helicópteros, aviones o globos aerostáticos, además de poder tomar parte en carreras clandestinas, las que dentro de una lógica, transcurren de noche y fuera de los límites establecidos para el festival. Lo que por otra parte, supone también otra de las importantes novedades para la franquicia, ya que se han incluido ciclos de día y noche, lo que no solo afecta directamente al aspecto del escenario, la experiencia de conducción también variará dependiendo de la franja horaria en la que nos encontremos.
Colorado resulta un emplazamiento idílico para llevar a cabo todo esto gracias a su extraordinaria versatilidad y variedad de paisajes, donde grandes autopistas se entrelazan con sinuosas carreteras secundarias y caminos de grava y tierra que somos totalmente libres de explorar desde el primer minuto. Por supuesto, los chicos de PlayGround Games han hecho una serie de variaciones en la mecánica tradicional de Motorsport, algunas concesiones obligadas y necesarias que dotan a su primer título de la personalidad suficiente como para distanciarse de su estirado y seriote hermano mayor. Lo más destacable es la desaparición casi por completo de aquellos estilizados menús con un sinfín de opciones de configuración. Ahora, para inscribirnos en los diferentes eventos primero debemos recorrer el extensísimo mapeado y, una vez allí, basta con escoger un coche de la clase estipulada y lanzarse a la competición. Pero si eres de los impacientes, también existe la opción de viaje rápido, aunque no directamente al evento en sí, sino a lugares concretos, puestos avanzados de promoción a los que por un módico precio podremos teletransportarnos, donde además, se nos dará la oportunidad de llevar a cabo otra nueva serie de competiciones con las que abaratar los costes de traslado de nuestro vehículo.
Pero incluso cuando no estamos compitiendo, el juego nos empuja a explorar su entramado de carreteras con un buen puñado de cosas por hacer. En primer lugar, podemos buscar los hasta cien tickets de descuento para comprar mejoras de rendimiento. Además, cada cierto tiempo se nos dará el aviso sobre el descubrimiento de un coche abandonado, marcándonos en el GPS una ubicación estimada que debemos peinar para hallarlo y obtenerlo posteriormente. También encontramos radares y zonas que medirán nuestra velocidad media para equipararnos con otros jugadores en los registros online, o la posibilidad de colocarnos tras cualquier rival que campe a sus anchas y retarlo a una carrera de larga distancia.