Gears of War 3
Hermanos de sangre.
La historia puede ser mejor o peor (y más bien tiende a lo segundo), pero por lo menos resulta impecable en su representación audiovisual. Mucho se ha hablado sobre las limitaciones y defectos del Unreal Engine o si está desfasado al compararse con el CryEngine 3, pero la verdad es que el nuevo Gears of War es un auténtico prodigio gráfico, mejorando mucho en términos como la iluminación (con la incorporación de los god rays ya vistos en Bulletstorm) o las texturas. Además los escenarios, más grandes y menos pasilleros, poseen una nitidez espectacular y una variedad cromática que lo alejan del tan temido marrón nextgen. Epic, de hecho, incluso se permite el lujo de cambiar la localización por completo en el último episodio del acto IV para que el azul domine la pantalla y la tecnología vuelva, otra vez, a dejarnos con la boca abierta. Tan sólo las evidentes caídas en el frame-rate de las cinemáticas generadas con el motor del juego (por debajo de los 25FPS) empañan un resultado global sobresaliente que encumbra a GoW3 como referente gráfico en Xbox 360, con modo 3D estereoscópico incluido.
Las modificaciones en el motor, en realidad, van más allá de lo puramente estético. Ahora hay partes del escenario - entre las cuales están determinadas coberturas - que son destructibles, variando la forma de enfocar el combate y añadiendo pequeños matices jugables. También se aprecia una leve mejora en la IA, y no sólo de los enemigos: durante la campaña iremos siempre acompañados por otros tres personajes, teniendo la posibilidad de marcarles objetivos prioritarios con la simple pulsación de un botón o de que nos curen al ser abatidos. La razón de este desarrollo en equipo es muy simple: hasta cuatro jugadores (online o con System Link, a pantalla partida se reduce a sólo dos) pueden jugar la campaña principal en modo cooperativo.
Muy ligado a este último punto está otra de las novedades de GoW3, el modo arcade, que básicamente permite volver a jugar la campaña añadiendo puntuaciones y el reto de ser el que alcanza un número mayor cuando termina cada capítulo. No tiene demasiados secretos, excepto la inclusión de un multiplicador tipo combo por enemigos abatidos y quince mutadores, similares a las calaveras de Halo, que modifican aspectos que afectan a la dificultad o a variables más curiosas y divertidas (hacer cabezones a los enemigos o sustituir la sangre por flores, por ejemplo). Como nota curiosa, dentro del menú de la campaña hay una tercera opción bloqueada con el texto "Próximamente"; todo parece indicar que habrá que rascarse otra vez el bolsillo para tener la experiencia completa y que el DLC no se limitará únicamente a mapas multijugador. Entre esto y el ya anunciado season pass se aprecian unas ánsias por parte de Microsoft de monetizar el juego que seguramente disgustarán a muchos fans.
Conforme se han publicado sus diferentes entregas, la faceta multijugador de Gears of War se ha ido volviendo más y más importante. GoW3, en este sentido, viene a ser algo así como la cuadratura del círculo: se han pulido los diferentes modos y el sistema de matchmaking, las armas están más equilibradas que nunca (dentro de lo que cabe) y se han implementado desde mutadores para alterar variables de la partida hasta algo tan demandado como los servidores dedicados, con el objetivo de hacer que la experiencia online sea lo más fluida y estable posible. También se ha mejorado el sistema de progresión, y a medida que vayamos adquiriendo puntos de experiencia y subiendo niveles se desbloquearán personalizaciones para las armas, skins y medallas según la consecución de distintos objetivos. Lo que no convence es el ya anunciado plan para el DLC: hay bastante contenido de serie, pero con tal cantidad de descargas de pago (y con un precio ciertamente alto) se corre el riesgo de segregar en exceso a los usuarios.