Avance de Hearthstone
Probamos el juego de cartas de Blizzard.
Por lo general no me gustan los juegos de cartas, salvo alguna contada excepción y si hay fichas de por medio. Nunca he jugado a Magic: The Gathering o he coleccionado cartas deportivas. Para acabarlo de rematar, nunca he jugado a World of Warcraft. Con esos precedentes no os extrañará que me emocionase más bien poco cuando Blizzard anunció su próxima apuesta, Hearthstone: Heroes of Warcraft, un juego de cartas coleccionables para PC, Mac e iPad, ambientado en el mundo Warcraft. Yo lo que esperaba era un reboot de Lost Vikings. Maldita sea.
Cuando Blizzard hizo una demostración en vivo de Hearthstone en la PAX East con una especie de comentarista deportivo narrando rápidamente lo que ocurría era casi como si me hablasen en Suajili. Imagina mi sorpresa cuando diez minutos más tarde este spin-off con cartas ya había captado mi total atención.
¿Cómo consiguió algo así? Para empezar Hearthstone es un juego al que es sorprendentemente fácil aprender a jugar, aún siendo algo que involucra a casi 300 cartas. Eric Dodds, su diseñador principal, afirmaba que "nuestra filosofía general es que los juegos de cartas molan mucho, pero hay un montón de barreras de entrada, así que si podemos romper todas esas barreras creemos que habrá mucha gente emocionada con el juego".
Empiezas seleccionando un héroe entre nueve clases - los tipos habituales en WoW, como Cazador, Mago o Guerrero - cada uno de ellos con sus unidades y ataques únicos. El objetivo del juego es vencer al héroe de tu oponente, pero en tu camino se interponen un montón de cartas.
En cada turno consigues un nuevo punto de maná, lo cual dicta qué cartas puedes jugar. En el primer turno sólo tienes un punto de maná, pero en el noveno tienes nueve y ya puedes empezar a sacar la artillería pesada - si consigues sobrevivir hasta entonces, claro. En cada turno se rellenan, así que no hay razón para no usarlos todos. Puedes atacar al héroe de tu oponente en cualquier momento, pero ir a saco es generalmente una mala idea, porque puede utilizar un ejército que aniquile a tus fuerzas.
Es un sistema increíblemente fácil de entender, en el que cada carta tiene un coste de maná, un poder y puntos de ataque. Dominarlo, eso sí, ya es otra cosa: pensaba que lo estaba haciendo bien en mi primera partida hasta que mi oponente usó un par de cartas de nivel medio con la habilidad de taunt, lo cual implica que debía atacarlas antes de ir a por cualquier otra. Mientras estaba ocupado rompiendo esas nuevas defensas, usó sus cartas fuertes e hizo pedacitos a mi pobre Pícara.
Todos los héroes tienen sus propios ataques especiales, así que siempre puedes optar por ellos usando un par de puntos de maná. El cazador, por ejemplo, puede disparar una flecha al héroe enemigo en cualquier momento. Estos ataques únicos son generalmente bastante débiles, aunque son una buena medida cuando te quedan un par de puntos de maná libres y en tu mazo no hay nada atractivo.
Aunque un novato como yo puede entender rápido las normas de Hearthstone, las habilidades más profundas tras la elección del mazo se me escapan... pero Blizzard también tiene esto cubierto: puedes crear tu mazo manualmente con las cartas de tu colección, pero también pedirle al juego que te haga sugerencias o que te haga él solo todo el mazo.
Las cartas virtuales pierden algo de gravedad al no ser físicas, pero lo compensan a su manera. Golpean a los oponentes con atronadores efectos, y a su lado es un poco patético usar cartas reales. Pasar al plano digital trae, además, otras ventajas. La más atractiva para el consumidor es la posibilidad de "desencantar" las cartas de las que tienes muchos duplicados, o que son específicas de una clase que no te interesa. Al hacerlo se convierten en "polvo arcano", el cual básicamente ejerce como moneda para comprar nuevas cartas. Se acabó el tener que buscar a otros jugadores para intercambiar cartas con ellos, entonces.
Este formato digital también permite a Blizzard agitar un poco la fórmula con un contador de tiempo. No es demasiado agresivo con dos minutos por turno, pero ayuda a que las cosas se muevan. "La razón del contador es que si estás jugando online contra otra persona no quieres que piense 'oh, voy a perder esta partida. Voy a dar una vuelta y a ver una película'", explica Dodds. "Queremos que cuando juegues puedas hacerlo con una cantidad razonable de tiempo". La estimación del diseñador son unos nueve o diez minutos.
Jason Chayes, el director de producción, añade que habrá cierta flexibilidad con el contador en los diferentes modos de juego. "Puedes jugar con tus amigos de Battle.net, ya sea con BattleTag o Real ID, y en ese modo el contador tiene un papel muy diferente. De hecho, no necesariamente será una partida cronometrada", explica. Aunque las opciones exactas aún no se han definido, Chayes apunta a que los varios límites de tiempo son "algo que estamos estudiando para los diferentes modos del juego".
Ahora mismo hay incluso una carta en la baraja que permite acelerar el límite de tiempo de tu oponente. Los desarrolladores no son optimistas de que esto llegue a estar en el juego final, pero la posibilidad está ahí. Otra característica interesante es la implementación de cartas "secretas" que está boca abajo y cuyo efecto sólo hace acto de presencia cuando el enemigo las activa con una acción desconocida, como lanzar un hechizo de curación o atacar a tu héroe. Intentar deducir qué hace la carta secreta de tu oponente añade un nuevo nivel de estrategia.
Cuando pregunto sobre juego entre plataformas diferentes Blizzard dice que es algo que quieren añadir, pero que no pueden prometer para el lanzamiento. Parece probable, eso sí (la edición para iPad de Hearthstone, por cierto, llegará "lo antes posible después" del lanzamiento de las versiones para PC y Mac).
Blizzard dice que quiere crear un juego de cartas coleccionables que "no necesite un amigo para que te metas en él". No puedo hablar por jugadores veteranos del género, los cuales pueden opinar que Hearthstone juega demasiado sobre seguro, pero basándome en las partidas que he hecho y en sus sencillas normas, el ritmo rápido y el modo free-to-play permiten el acceso de gente que podría disfrutar de los juegos de cartas pero que no quieren destinar dinero o tiempo en ellos. Pero lo más importante es que consiguió ganarme con un género que veinticuatro horas antes no me atraía lo más mínimo. Eso, desde luego, no es algo que pase cada día.
Traducción por Josep Maria Sempere.