Just Cause 2
Agárrate como puedas.
A no ser que tengáis mucha prisa os recomendamos que recorráis la isla: no hay tiempos de carga y gráficamente es quizás lo mejor visto en el género. Pasaremos por montañas nevadas, selvas, desiertos, ciudades, playas… y en cada espacio hay pueblos y pequeños secretos y guiños. Ya visteis que incluso han metido la isla de Perdidos, pero hay mucho más.
Estas misiones en las que hay que destruirlo todo, y que son las que nos quitarán más tiempo, pecan de repetitivas. Los elementos que nos encontraremos en cada pueblo son prácticamente iguales —los mismos edificios, la misma estructura…— , y las acciones de destrucción también. Puede variar un poco la forma de enfocar el cómo, pero no es suficiente. Y este es sin duda el punto más oscuro de este juego.
Quizás pidamos demasiado, pero Just Cause 2 nos transmite cierta sensación de que podría haber sido bastante más amplio y loco si le hubiesen puesto un poquito más de imaginación. A pesar de esto es un gran juego, divertidísimo sobre todo en las primeras 10 horas, que es cuando todo te viene de nuevo, y gráficamente es una pasada. Si vuestra cartera no os permite ir de vacaciones a paraísos tropicales la Isla de Panau, sin duda, os servirá.