L.A. Noire
Han sabido dar la cara.
Tenemos que caminar por el escenario, con cuidado de no dejarnos nada. Para que os hagáis una idea, es prácticamente lo mismo que hacemos en casi cualquier aventura gráfica. Cuando hay elementos investigables suena una música y cuando nos aproximamos a alguno escuchamos un pequeño tono y el mando vibra; puede que lo que hayamos encontrado sea simple basura o una pista a tener en cuenta. Hay algunos objetos con los que podemos interactuar todavía más y abrirlos, analizarlos o darles la vuelta.
Esos datos que encontramos, que pueden ser cartas, etiquetas de lavanderías, direcciones, números de teléfono, testigos presenciales y mil otras cosas suelen apuntar hacia dónde tenemos que seguir. La siguiente parada casi siempre es otra localización que tendremos que volver peinar y en la que, luego, interrogaremos a alguien. Aquí vuelven a tomar importancia esas pistas que hemos ido clasificando, ya que muchas veces son imperativas para desmontar los argumentos de nuestro interlocutor.
Aparte de sacando la pista adecuada en el momento justo hay otra forma de romper las mentiras de los sospechosos, y es analizando su comportamiento. L.A. Noire introduce un sistema de captura facial fantástico que nos permite, más o menos, saber cuando alguien está pasando un mal trago ante preguntas espinosas. Además todo esto se resalta con la participación de un montón de actores famosos –medio elenco de Mad Men por ahí- que dan verosimilitud al asunto. En la práctica funciona a medias, pero se agradece el esfuerzo.
De hecho la culpa no es tanto de esas animaciones si no más bien de lo limitado del sistema de respuestas. Pasa un poco como en Heavy Rain –y la comparación no es por casualidad, ambos títulos tienen mucho en común-: "Verdad", "Duda" o "Mentira" no es suficiente como para saber ni lo que vamos a responder ni cómo reaccionará el otro, y posiblemente en demasiadas ocasiones te frustrarás por echar por la borda un interrogatorio con algo que no venía demasiado a cuento. El problema es de la propia mecánica, que no da lugar a matices y sí a una aleatoriedad algo incómoda. La mayoría de las veces tampoco puedes reiniciar un interrogatorio si no que te obligan a volver a empezar el caso entero.
Durante nuestras pesquisas también nos encontraremos con momentos de acción, que se dividen en persecuciones y en situaciones violentas. Las primeras son bastante gratificantes; hay veces que el sospechoso no tiene otra salida que huir por patas y entonces tiene que seguirlo y detenerlo, ya sea a pie o en coche. En las segundas hay peleas muy a lo Mafia II, con una mecánica simple y olvidable, y tiroteos que también recuerdan al juego de Take2 y que tampoco son nada del otro mundo. De hecho si no quitas el autoapuntado es muy posible que no llegues a morir nunca.