LEGO Piratas del Caribe
En mareas confusas.
La serie de juegos LEGO de Travellers Tales cuenta con unos buenos reclutas entre sus filas. A las adaptaciones de Harry Potter, Star Wars o Indiana Jones, se le unen ahora los piratas más andrajosos e informales del celuloide. LEGO Piratas del Caribe recrea con su estilo propio lo que hemos podido ver en todas las películas, incluyendo la última, "En Mareas Misteriosas".
A pesar de que la desarrolladora ya tiene experiencia y gracia a la hora de contar historias de todo tipo sin necesidad de voces, en esta ocasión se han querido unir las cuatro tramas, y el resultado es algo confuso. Ayuda bastante haber visto las películas ya que las escenas cinemáticas se narran sin diálogos, sólo a través de muecas y gestos, y da la sensación de que las historias se solapan y nunca sabes muy bien dónde te encuentras.
Por suerte sigue a pies juntillas la fórmula que caracteriza a los juegos de LEGO, y por tanto conserva su misma estructura y su adorable sentido del humor. Controlamos, en tercera persona, a la gran mayoría de personajes de las películas, que son totalmente reconocibles. Se hace patente el mimo que han puesto en todas las recreaciones: desde el característico y desaliñado andar de Jack Sparrow (es como si tuviera una infección de ladillas, en serio) hasta la furiosa cara de Barbanegra, podrás saber qué personaje controlas simplemente echando un vistazo. Cada uno cuenta con sus armas, que pueden ser espadas, armas de fuego y ganchos para llegar a lugares lejanos, aunque estos últimos están reservados a las chicas.
El núcleo del juego combina secciones de plataformas con una remarcable obsesión por el coleccionismo y un estilo muy asequible y desenfadado. Al inicio de cada sección seremos testigos de una escena cinemática que recrea los eventos de la película en cuestión y, tras ello, pasamos directos a una acción llena de puzles y combates. A medida que avanza en la historia, además, reclutamos a distintos compañeros, cada uno con una habilidad determinada. Desgraciadamente este último punto no tiene mucho interés porque las habilidades de la mayoría de personajes –podemos alternar de uno a otro con sólo darle a un botón- se repiten y no ofrecen ventajas claras respecto a otros.
Acabas detectando las constantes que se van dando mientras juegas: activar palancas y botones, recoger monedas y construir objetos automáticamente. Hay momentos en que podemos tomar el control de animales que nos ayudan una vez les ofrecemos comida (perros, loros... ¡y monos!), pero tampoco consiguen disimular una mecánica demasiado repetitiva. Sí, te ayudan, pero te ayudan a lo mismo de siempre: activar palancas y botones, recoger monedas y construir objetos.