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Los 25 mejores juegos de Nintendo 3DS

Dos pantallas.

5. Animal Crossing: New Leaf

A pesar de que si ya habéis jugado a la entrega de Switch, New Horizons, Animal Crossing: New Leaf puede resultaros un paso atrás en muchas mecánicas, lo cierto es que el juego lo compensa con una atención al detalle muy dulce que nos recuerda por qué nos enamoró la saga en primer lugar. New Leaf es, a la perspectiva de hoy, más comedido, pero también es un Animal Crossing más clásico en el que sentiremos mucho más las relaciones con los vecinos y el pequeño crecimiento de nuestro pueblo, día a día y pasito a pasito. A pesar de que es cierto que el juego ha perdido algunos enteros desde la muerte de su online, muchos lo siguen considerando el Animal Crossing definitivo, y con buen motivo.

4. Super Mario 3D Land

Quizás la Nintendo 3DS no fue, en líneas generales, la consola con los Mario más memorables, pero una cosa es indudable: este Super Mario 3D Land es uno de los mejores juegos de todos los tiempos y ser el hermano pequeño del 3D World de Wii U no le quita ni un poquito de mérito. Descrito por el propio Miyamoto como “un Mario en 2D que se juega en 3D”, la verdad es que es difícil encontrar mejores palabras para explicarlo. Toda la creatividad, la originalidad, la dulzura y la complejidad de los Mario clásicos con un empujoncito técnico que nos ayuda a mirar las cosas desde otra perspectiva. El resultado es un conjunto de niveles bellos y divertidos que nos pasaremos sonriendo desde la introducción hasta los créditos.

3. Kid Icarus: Uprising

Pero es que pensar en esta portátil de Nintendo es equivalente, ni más ni menos, que con un juego concreto. Su apuesta más ambiciosa, y uno de los trabajos más locos, pero con más cariño del mismísimo Masahiro Sakurai. Hablamos de Kid Icarus: Uprising, un juego excelente en básicamente todos sus aspectos. No sólo reinventa elementos del hack and slash y el shoot em up de una manera inteligentísima, sino que su aproximación a la dificultad es novedosa, incluso a día de hoy. Con grandísimas dosis de humor y carisma y un diseño de niveles absolutamente mágico, lo único que le separa del primer puesto es ese esquema de controles un poco incómodo al que cuesta acostumbrarse. En su ambición infinita, a Kid Icarus Uprising la 3DS se le queda pequeña, pero no pasa nada: lo importante es que intenta volar más alto que ninguno, y por eso siempre será recordado como uno de los grandes.

2. Fire Emblem: Awakening

Kid Icarus, eso sí, no es la única saga que resurgió de forma muy llamativa en 3DS. Otros juegos que son totalmente característicos e imprescindibles de la consola son los Fire Emblem, en especial este Fire Emblem Awakening que nos hizo volver a enamorarnos de su estrategia por turnos. Sus opciones de accesibilidad, como el modo casual, en el que no tenemos que preocuparnos por la muerte permanente de las unidades, abrieron la serie a muchos más jugadores que antes; pero quizás el verdadero punto fuerte del juego es su historia y sus personajes, cada uno de ellos con una marcada personalidad y, sobre todo, mucho peso sobre los vínculos con y entre ellos. El sistema de relaciones y, en última instancia, de matrimonios del juego es súper adictivo y le añade un montón de rejugabilidad a un título que ya de por si tiene batallas y niveles como para aburrir. Cada minuto que pasamos con Awakening es emocionante y, sobre todo, diferente, y a sus espaldas se construyó la relevancia que la saga tiene actualmente en occidente, que no es poco.

1. The Legend of Zelda: A Link Between Worlds

Si bien es cierto que las sagas más pequeñas, más de nicho, brillaron especialmente en 3DS, el podio se lo acaba llevando, como no es raro en Nintendo, una de las de siempre. Este Zelda: A Link Between Worlds es un juego con quizás menos renombre que otros de la serie, pero cuya propuesta, medio nostálgica y medio novedosa, es capaz de encandilar a literalmente cualquier jugador, independientemente de vuestro trasfondo e historia con la saga. Una vuelta al icónico A Link To The Past que no es un remake, sino una secuela espiritual que coge todo lo que hizo mágico a aquel juego de Super Nintendo y lo reimagina con cantidades infinitas de amor, cariño e inteligencia. Puzzles dentro de puzzles dentro de puzzles que nunca nos frustran, sino que estimulan nuestra curiosidad, con mecánicas originales como la de convertirnos en una ilustración en la pared que parece, quizás a priori, una tontería, pero que da pie a algunos de los momentos más memorables del juego. Un Zelda de pleno derecho con sabor añejo pero la mirada en el futuro cuya sensación de aventura infinita es capaz de recordarnos, al final, por qué nos gusta Zelda; no sólo eso, sino por qué nos gustan los videojuegos, en general.

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