Los Sims 3

Y así empieza de nuevo

Soy consciente de que la maquinaria vuelve a rodar con esta entrega. Venderá millones de copias y abofeteará a todos los agoreros que predicen un pronto final al mercado de los compatibles. Todo ello mientras rellena las arcas de Electronic Arts, como ninguna otra franquicia, para sostener su desmesurado gigantismo.

Es una obra de ingeniería, pero también de orfebrería. Con los añadidos de los retos y la depuración de las habilidades de los personajes, poco lo distingue ya de cualquier juego de rol. Que quizás no cuente con espadas, pero no por mecánica. Los retos y logros de una vida dan un objetivo definido al jugador más Old School que el de pasarse el tiempo entablando relaciones. Tienes la sensación de que tu personaje va creciendo y que sólo su limitada esperanza de vida acota su potencial. Es un juego en el que hay que dar muchísimo crédito al paso del tiempo. Hay que aprender a administrarlo y adecuarse a sus designios. Es el nivel de dificultad encubierto de esta presentación, envejeces con inusitada celeridad.

Quizás de salida adolezca de cierta desnutrición en cuánto a objetos y ornamentos. Más atendiendo a las últimas expansiones de la segunda parte. Pero la consciencia de que sanará, aunque sea alimentado por micro transacciones y futuras expansiones, permite ser optimistas en cuánto al desarrollo de este tercer volumen.

Sus seguidoras fieles volverán a quedar cautivadas. Lo despellejarán por aquí y por allá. Echarán en falta esto y lo otro. Pero volverán a descuidar ese curioso concepto de la vida real. Es tiempo de consumirlo. Dice mi señora que es verdad. Que se ve que han mejorado el juego, pero que faltan muchísimas cosas. Que jugará a este porque se nota que se volcarán con él y no sacarán cosas nuevas para los viejos. Pero qué bueno.

Pero puede que, avergonzados, los hermanos queden también atrapados por una mecánica de juego que no da lugar al tedio. Medida y calibrada, alquimia o magia. Como sea, este es un buen juego. También para machotes.