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Mass Effect

2008: Una odisea espacial.

You should have seen him go go go.

La libertad a la hora de elegir cómo nos enfrentamos a nuestros enemigos es sólo uno de los aspectos en que el perfil más puramente rolero de Mass Effect se deja notar. En BioWare llevan ya bastante tiempo intentando hacer de este tipo de juegos productos menos rígidos que puedan adaptarse lo mejor posible a las expectativas de libertad de los usuarios, y muchos de los experimentos y fórmulas que el estudio ha ido probando en títulos anteriores (Baldur´s Gate o el venerado y venerable Knights of the Old Republic) se han integrado para hacernos más confortable y creíble nuestra vivencia como comandante Shepard.

En el caso que nos ocupa, mucho se habló en los meses previos al lanzamiento de Mass Effect acerca de su sistema de diálogos, de su duración o de la cantidad y variedad de planetas y entornos explorables siendo como es –además- la primera entrega de una trilogía. Visto en perspectiva quizás no había motivo para tanto revuelo, pero tampoco puede decirse que fuese mera palabrería. El sistema de diálogos, que nos permite agilizar las conversaciones entre los personajes y que las dota de una dinamicidad muy cinematográfica, no es la respuesta definitiva a la eterna cuestión de cómo desarrollar una historia con cierta complejidad argumental y con personajes mínimamente creíbles dentro del medio videojueguil, pero difícilmente se puede discutir su buen funcionamiento. Además, el nivel de las interpretaciones de los actores que dan voz a los muchos personajes de Mass Effect es tan alto que, junto con la fabulosa banda sonora y la acertadísima producción de sonido, hacen de cada visita al universo de Shepard toda una experiencia auditiva.

La SSV Normandy es un auténtico hervidero multi-étnico

La dificultad y duración de la aventura son dimensiones que, en cierto modo, recaen también sobre nuestra libertad de elección y hay que tener claro que la capacidad para divertirnos es nuestra. El completista irredento que quiera llevar a cabo todas las misiones secundarias, encontrar todas las insignias perdidas o los extraños yacimientos que salpican los planetas y asteroides del Través Aticano, o subir al máximo el nivel de todos los personajes (cosechando, por el camino, unos cuantos logros de suculento sabor) encontrará en Mass Effect una auténtica máquina de devorar horas libres. Pero esto no debe amedrentar a quien quiera disfrutar de la experiencia sin necesidad de pulverizar sus ciclos de sueño: salvar o arruinar el futuro de la galaxia nos puede llevar desde unas ocho a unas cuarenta horas de juego, dependiendo de cómo decidamos enfrentarnos a la tarea y del grado de dificultad que seleccionemos.