Medal of Honor
La evolución del honor.
Uno de los cambios más significativos que nos ha traído el reinicio de la franquicia es el papel que en ella juega el honor. El de la Segunda Guerra Mundial era épico, con pianos de fondo y frases memorables haciendo de metrónomo. El honor entendido como la superación personal y el sacrificio por el grupo y por una causa más grande y difícil de entender pero fácil de intuir. El viaje a Afganistán ha barrido parte de ese filtro de color sepia, y ha descubierto algo mucho más crudo y, desde luego, menos romántico.
Esta deshumanización está apoyada por la hoja de ruta marcada por EA. Medal of Honor ha decidido ir a la guerra con exactamente las mismas armas que su competencia. No sé si esto sale en los manuales de las academias militares, pero intuyo que en algún lado tiene que estar subrayado eso de "si la táctica del rival funciona, cópiala". No es un cambio a peor; algo tenían que hacer, desde luego, si no querían quedarse atrás.
Narrativamente parte de las mismas premisas que Modern Warfare. Llevamos a varias unidades de distintos grupos -Rangers, SEAL, Tier 1- que nos sirven de excusa para afrontar misiones bastante variadas y muy amenas. En Medal of Honor no te aburres, no da tiempo. Cuando te estás empezando a familiarizar con la ciudad te llevan al desierto. Si los pies flaquean, te suben a un quad, cuando no a un helicóptero. Y si la metralleta empieza a encasquillarse, sacas el rifle de francotirador o pides apoyo aéreo.
El juego tiene ritmo, y sabe dirigirlo adecuadamente. Quizás, y paradójicamente, sea en parte gracias al guión. Como es bastante malo y parece querer luchar por conseguir el récord de clichés por segundo más elevado de la historia, pasas de él y, probablemente como un soldado, sólo tienes la cabeza puesta en el punto rojo de tu mirilla. ¿Es una oportunidad desaprovechada? Eso ya dependerá de cada uno, pero es inevitable preguntarse por qué se ambienta el juego en un conflicto actual y no se aprovecha para contar algo. Una historia, una persona, un documento, una experiencia; lo que sea.
Medal of Honor es corto, pero te enseña muchas cosas. Danger Close ha apostado por un Unreal Engine 3 del que sabían que no los dejaría tirados, y así ha sido. Todas las localizaciones a las que nos llevan están bien trabajadas, y hay ciertos momentos -apoyados por fantásticos scripts- grandilocuentes y memorables. A mí me gustó especialmente el momento en el que tienes que cubrir a tus compañeros del fuego de una metralleta fija, o la durísima espera del apoyo aéreo en una casa que se va destruyendo por el asedio enemigo.