Mega Man 9
Regreso al futuro.
Mega Man 9 es un nuevo juego de NES (que no remake), con la diferencia de que se publica en Xbox 360, PS3 y Wii. Es el enésimo intento de Capcom de resucitar una de sus sagas clásicas, siguiendo la estela de Bionic Commando Rearmed, 1942 Joint Strike o Wolf of the Battlefield, aunque en esta ocasión conservando los gráficos ultra-pixelados con sprites coloristas, la música machacona (aunque tremendamente atractiva) y unos controles más simples que el mecanismo de un chupete. Lo único que diferencia al primer Megaman de éste son 20 años de diferencia en sus fechas de lanzamiento.
Pero hay un rasgo que sobresale sobre los demás, y ese es la dificultad. Es alta, muy alta... hasta el punto que habrá momentos en los que pensarás que es literalmente imposible seguir avanzado. Pese a todo, hay una ligera línea que separa los conceptos "extremadamente difícil" e "injustamente difícil", una línea que diferencia un buen juego retro de uno malo. Y, afortunadamente, Mega Man 9 se mantiene en el primer grupo.
Lo primero que observarás es la alarmante velocidad con la que desciende la barra de energía del personaje, que prácticamente todos los elementos del juego están colocados con una maquiavélica perfección para matarte una y otra vez, y que los saltos entre plataformas están calculados con precisión casi milimétrica. Y lo que es peor, el menor impacto hace que el protagonista se desplace ligeramente hacia atrás, con la mala fortuna de que la mayoría de las veces acabarás cayendo sobre unos pinchos o al vacío. Terminar un nivel a la primera no es que suponga un reto importante, es que es algo prácticamente imposible y al alcance de muy pocos.
En cualquier caso, y aunque la dificultad raye lo frustrante, el jugador siempre es consciente de que si ha fallado es por su culpa. Al igual que los grandes juegos de 8 bits, Mega Man 9 funciona con la perfección de la maquinaria de un reloj suizo. En el fondo todo es predecible, todo gira en torno a un patrón. Identificarlo y usar sus puntos débiles para superar un puzzle o un enemigo es la base de la mecánica de juego. Pero lo mejor de todo es que, en vez de convertirse en una rutina aburrida, el constante tira y afloja que propone hace que, de una forma sutil aunque sádica, repitas una y otra vez los niveles hasta conseguir superarlos.
Por supuesto, habrá a quien este tipo de diseño anticuado de la jugabilidad le parecerá no solo cruel sino injustificable a día de hoy. Pero está claro que si Capcom quería hacer su oda particular a los Mega Man de NES tenía que apostar por una mecánica idéntica a la que se estilaba en los años 80. Y, pese a ser una apreciación personal más difícil de justificar, se agradece encontrar un juego en el que se premie la perfección y donde no hay margen de error, en contraposición a la autocomplaciente facilidad que proponen los videojuegos actuales.