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Mirando dentro de la brecha

"El problema de seguridad de Sony con PSN parece un desastre, pero las implicaciones son todavía peores".

A pesar de la más que justificada ira de los consumidores durante esta semana hacia Sony - y como consumidor con una tarjeta de crédito comprometida por la brecha de seguridad mientras estoy de viaje a miles de kilómetros de mi país, se lo que me digo - es difícil no sentir algo de lástima por los trabajadores que están enfrentándose a este desastre. "Desastre" es la única palabra que lo puede describir, y una que también da una perfecta imagen de lo difícil que es ahora mismo la vida de los ingenieros de red y especialistas de seguridad cuyo trabajo era impedir este tipo de brecha.

Después de todo, y como algunos de los más fervientes defensores de la compañía han apuntado, no es que Sony sea la parte maliciosa de este asunto - un grupo de hackers (no Anonymous, como se pensó en un principio), rompió ilegalmente la seguridad de la compañía. Los fans de PlayStation se apresuraron a salir en defensa de Sony, implicando que las quejas de los consumidores apuntaban en una dirección errónea.

No es así: los consumidores están en su pleno derecho de estar furiosos con Sony. Es verdad que la violación la cometieron los hackers, pero la relación de confianza que se ha roto aquí es la que existe entre los consumidores y la compañía a la que le han confiado el permiso para almacenar sus datos personales. Los consumidores no tienen una relación, ni de confianza ni de ningún tipo, con los hackers. Tienen una relación con Sony, y esa relación se basa en la afirmación de que es competente y responsable a la hora de almacenar tus datos personales.

Forzada a admitir la gravedad de este desastre, Sony queda como una compañía incompetente y torpe.

No hay ningún tipo de duda de que esto es un duro golpe para Sony, y para la marca PlayStation en particular. La PS3 ya ha tenido que luchar contra varios desafíos de mercado, uno de los cuales es la inferioridad de PSN en comparación con los servicios más funcionales que ofrece el Xbox Live de Microsoft. Competir contra el año de ventaja en ventas que tenía Microsoft ha sido duro, a lo que hay que sumar las dificultades económicas y técnicas creadas por un diseño de hardware excesivamente ambicioso y algo problemático. El escándalo de esta semana destroza por completo esos esfuerzos por superar la posición de Microsoft en el mercado.

Incluso si el daño real de esta intrusión es mínimo - y hay aspectos que sugieren que se diseñó más para poner en ridículo a Sony que para realmente robar los datos de los compradores, siendo una especie de venganza por las amenazas legales y técnicas para prevenir la apertura de PS3 al código homebrew - el daño a la reputación de la empresa es incalculable. Forzada a admitir la gravedad del desastre, Sony queda como una compañía incompetente y torpe. Haciéndolo bastantes días después de que la PSN dejara de funcionar, también queda como una compañía deshonesta (aunque haya una razón genuinamente buena para el retraso, como afirma Sony).

Pero aparte de la pérdida de imagen, ¿cómo dañará esto a Sony? Hemos visto todo tipo de predicciones al respecto, desde las que aseguran que esto es un problema magnificado hasta las que (igualmente de forma incorrecta) defienden que esto es el fin de PS3 como plataforma viable.

Obviamente no es el caso - es ridículo pensar que los jugadores abandonaran una plataforma de éxito en la que han invertido mucho dinero por culpa de una situación como esta. La prensa negativa, sin embargo, va más allá de las páginas especializadas y los blogs, y seguro que afectará las decisiones de compra en los próximos meses, dañando las ventas de Sony y probablemente dando a sus competidoras la oportunidad de ampliar su diferencia en la base de consolas instaladas - un golpe muy duro para la compañía japonesa. Además, a no ser que se consiga una solución brillante, la historia se recordará inevitablemente cuando NGP, una consola que depende en gran medida de PSN, llegue al mercado.

Estos impactos a corto plazo, por severos que sean, creo que palidecen si se compara con efectos a largo plazo que son más sutiles pero potencialmente catastróficos para los planes de negocio futuros de Sony. Hablando en plata, Sony ha perdido el activo más importante para cualquier empresa que trabaje en el medio digital: la confianza del consumidor.