Modern Warfare 2
Un paso adelante para la industria.
Y llegamos al multijugador. Tras unos cuantos días machacando gente de alrededor del mundo puedo afirmar —¡y afirmo!— que supera al de MW. Y obviamente al de World at War. El diseño de los mapas es genial y permite que desarrolles el juego que más te gusta, ya sea a distancia y como una rata con rifles de francotirador, a media distancia con metralletas o cercano con shotguns.
Podemos diseñar nuestro equipamiento, primero de una forma algo básica y a medida que ganamos puntos mucho más personalizada. Aprender a dominar una arma significará que ganaremos accesorios para acoplar, como nuevas mirillas, silenciador, detector térmico o lanzagranadas. Ganar combates también da acceso a desbloquear nuevos perks, que son habilidades especiales de nuestro avatar. Podremos tener activos tres; por ejemplo algunos dejan dar tiros de gracia cuando estamos caídos, otros permiten llevar dos añadidos en cada arma, o recargas más rápidas… esos perks, a su vez, también suben de nivel.
Algunos critican que esas ventajas premian demasiado a los jugadores de alto nivel y con muchas horas a su espalda; en parte es verdad, pero lo que define si mueres o vives es en última instancia tu habilidad, no nos engañemos. Y además los novatos tendrán ciertas ventajas, como el poder “copiar” el rango y el armamento de los jugadores expertos si encadenan una mala racha.
Otro de los aspectos que podemos personalizar son las recompensas tras cada racha de muertes que enlacemos. Podemos activar las que más nos atraigan y hay para todos los gustos y ambiciones. Las más simples son el encender el radar para ver dónde están los enemigos o conseguir paquetes que envían tus aliados con torretas y munición. Los más complicados pues… desde pilotar un bombardero hasta una explosión nuclear que te da una victoria automática. Aunque, claro, enlazar 25 muertes sin palmar es sólo para esos héroes que merecen ser adorados.
Todo esto combinado resulta en algo glorioso. Es adictivo, deja que desarrolles, saborees y amplíes la forma de jugar que más te guste pero siempre con la posibilidad de replantear toda tu estrategia para ponerte de nuevo con otra arma y otro enfoque. Cada mapa tiene sus secretos y cada partida un tono distinto. Es rápido, seguro y eficaz, y siempre hay combate.
Si tuviésemos que puntuar sólo la campaña para un jugador seguramente este análisis tendría uno o dos puntos menos, porque realmente lo que añade respecto a su predecesor son unas bases algo más sólidas y un pulido general. Pero por suerte Infinity Ward aterriza con —además de la misión del aeropuerto— Special Ops, que bien podría ser otro juego que se vendiese por separado, y con un multijugador antológico en todos los sentidos. Podrían haberse limitado a hacer unos pequeños cambios pero vuelven con más y mejor. Entonces la cosa cambia, y mucho. Si valoramos el retorno que tendremos tras nuestra inversión sólo podemos llegar a una conclusión: cómpralo, juégalo y disfrútalo, porque pocos productos dan tanto por tan poco.