Modern Warfare 3
Lo bueno, si explota, dos veces bueno.
Cada generación tiene alguna saga que considera mítica y popular en su infancia y, a medida que pasa el tiempo, estas referencias son más numerosas y, sobre todo, provienen de diferentes campos. Hace medio siglo esta referencia podría venir dada por alguna saga de novelas de aventuras. En la nuestra se añadieron los cómics y el cine. Hoy día los videojuegos son parte de esta costumbre y, con derecho propio, una de las sagas que se convertirán en mito para muchos jugadores jóvenes es Call of Duty.
Precisamente Modern Warfare 3 se convierte, en mi opinión, en la cúspide de esta saga de acción. Una saga que se creó para destronar a Medal of Honor y que, probablemente, sea destronada por otra licencia en unos años. Pero, oye, hasta que llegue ese momento disfrutemos del que es, en muchos aspectos, la obra de acción en primera persona más refinada del mercado.
Vaya por delante mi confesión de que tenía miedo, mucho miedo a la hora de enfrentarme a este Modern Warfare 3. Miedo porque Modern Warfare 2 intentó ser algo tan grande que se pasó en sus ambiciones. Miedo porque hasta cinco estudios han estado involucrados en su desarrollo. Miedo porque los diseñadores originales del juego son personas non-gratas para la productora. Miedo porque la campaña de su más directo rival, Battlefield 3, podría acabar influenciando el diseño del juego. Y miedo porque, que narices, cuando estas obras se acaban convirtiendo en algo tan laureado, acaban por hacer aguas en alguna de sus partes.
Si habéis compartido conmigo ese miedo, ya os lo adelanto: respirad tranquilos. Modern Warfare 3 es un digno producto.