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Onechanbara: Bikini Samurai Squad

Tetas descontroladas.

La intro te cuenta todo lo que quieres saber sobre Onechanbara: Bikini Samurai Squad. Y, bueno, el título ya te lo dice, también. Un trasero se está dando una ducha. Está todo sonrosadito, es redondo y descarado, como dos huevos duros envueltos en un pañuelo de terciopelo. El vapor se alza a medida que el trasero se bambolea bajo la cascada de agua. La estética sólo se rompe por un tatuaje que seguramente sea algún símbolo celta de la paz, la serenidad o delfines pero que parece más una mancha del test de Rorschach.

Corte a otra habitación del mismo apartamento. Una pre-adolescente con uniforme escolar está mirando las noticias de la TV y hablan sobre zombies. Le grita algo al trasero, que curiosamente está pegado a una tía buenorra. La Tía Buenorra corre al comedor, desnuda, y su decencia sólo es protegida por una planta estratégicamente situada. Ahí se pone unos pantaloncitos microscópicos y se prepara para la batalla.

¿Qué te pondrías tu en un caso similar? ¿Un kevlar, quizás? ¿Ropa de camuflaje? ¿Un buen par de zapatos? No seas ridículo. Lo mejor para luchar contra mutantes ansiosos de cerebros es un bikini, botas altas, una bufanda de plumas y un sombrero de cowboy. Todo el mundo sabe que los zombies no tienen miedo de los militares y sí de las strippers.

Así que sí, seguramente ya sabes por dónde va Onechanbara: Bikini Samurai Squad hacia el final de intro. Si todavía no, ya lo sabrás a los cinco segundos del primer nivel. Eso es lo que tardas en saber qué tendrás que hacer durante todo el juego (mata a todos los monstruos) y cómo tienes que hacerlo (aprieta todos los botones).

Pesadilla de zombies, mito erótico de otros.

Es muy divertido durante los diez primeros minutos. Matar a tus enemigos es fácil y divertido, y los gráficos no están mal. Es posible cortar los torsos de varios enemigos al mismo tiempo sin dificultad y ver cómo sus partes de abajo se mueven indefensas. No pasa mucho hasta que la Tía Buenorra se cubre de sangre y su bufanda de plumas y sombrero de cowboy se llenan de salpicaduras.

No pasa demasiado hasta que te das cuenta que el juego tiene miles de esos clichés que se tendrían que haber ilegalizado hace años. Hay paredes invisibles por todas partes, y aunque tu personajes es extremadamente ágil no puede saltar verjas de un metro de altura. Los enemigos son lentos y densos. Para impedir que vayas corriendo a la salida te atrapan regularmente en áreas delimitadas por vallas que aparecen mágicamente del suelo. No puedes saltarlas ya que tienen una altura de metro y poco así que no te queda más remedio que empezar a repartir tortas hasta que acabas con todos los enemigos y desaparezcan. A veces necesitas una llave para avanzar al siguiente nivel, pero ni tendrás que buscarla. Cuando te cargues a los zombies aparecerá.

El combate es igual de repetitivo. La mayoría de enemigos se pueden eliminar con sólo pulsar un botón aunque siempre puedes darle a dos a la vez y hacer un súper combo efectivo que acabará con todo lo que tengas cerca. Divertido al principio, pesado tras hacerlo 7.000 veces. Incluso el primer jefe se puede matar haciendo este movimiento una vez tras otra. No tendrá oportunidad de atraparte.

Zombies sangrientos.

Si quieres mezclarlo todo un poco -y lo desearás más que, digamos, la vez que más has deseado tener sexo en tu vida- puedes utilizar el gatillo izquierdo para cambiar entre la Tía Buenorra y la Escolar Pre-Adolescente. Cada una tiene movimientos especiales y combos, pero son igual de buenas cargándose zombies. A mi me gusta más la Tíaa Buenorra. Y eso porque con la Escolar Pre-Adolescente me pone nerviosa que se le levante la falda y se vean sus panties cada vez que alguien la provoca.

Además puedes rotar la cámara debajo suyo así que... sí. Puedes llamarme mojigata o feminista lesbiana chapada a la antigua, si quieres, o sólo lesbiana por saber que se puede hacer eso rotando la cámara. Pero esta chica es muy "barely legal".

Con todo, la Tía Buenorra tiene unos pechos más grandes, y se menean de una forma que hace que parezca que las chicas de Dead or Alive lleven sujetadores de deporte. Los pechos se mueven de forma independiente a la Tía Buenorra todo el tiempo y no sólo parece que tengan vida propio si no que además tengan un trabajo, una hipoteca, una relación a largo plazo y una cuenta en Facebook.