Prince of Persia
Los reboots llegan al mundo del videojuego.
Cuando tienes en tus manos un producto que funciona bien y que ha demostrado su solvencia en varias entregas, echarlo todo (o casi todo) a la papelera para volver a empezar desde el principio requiere cierta valentía. O quizás sea un acto de insensatez, según se mire. En el mundo del cine hemos visto casos donde era necesario y el experimento sale bien (ahí están Batman Begins y, sobre todo, El Caballero Oscuro para demostrarlo), otros en el que el producto resultante no cumple todas las expectativas aunque se sostiene por si mismo (Hulk) o desastres absolutos (como la versión de Godzilla que perpetró Roland Emmerich a finales de los 90). Ahora parece que los reboots (que es el nombre con el que se denomina a este particular acto de “reinicio” de sagas) llegan al mundo del videojuego, con UbiSoft y Prince Of Persia como protagonistas principales.
Resulta curioso, porque en el fondo no deja de ser el segundo renacer de esta saga. A las dos entregas originales (de 1988 y 1994 respectivamente) le siguió una adaptación en 3D en 1999, que resultó un completo fiasco. Años después, Ubi recogió el testigo y planteó una trilogía, iniciada con The Sands of Time y finalizada con The Two Thrones, que devolvió el juego a su antigua gloria, cosechando gran éxito tanto de crítica como de ventas. Ahora, en pleno fervor de la nextgen, Ubi ha decidido que es hora de darle al príncipe un nuevo comienzo, empezar otra vez desde el principio y romper los lazos con los juegos anteriores.
Pese a todo, que no se nos asusten los más puristas. Como pudimos comprobar durante los Ubi Hard Days (un evento celebrado en Madrid y Barcelona para presentar sus productos más “hardcore”) la nueva trilogía mantiene todo lo que hizo grande a la anterior, y añade nuevos componentes que realmente sirven para mejorar la fórmula. Sigue siendo esa mezcla de aventura, plataformas y acción que nos encandiló a todos.
Salta a la vista que uno de los principales cambios es el apartado gráfico, que huye del estilo más realista de la anterior trilogía para adoptar un aspecto similar al de los cuadros de acuarela. Si a ello se le suma la excelente animación de la que siempre ha hecho gala la saga y el inteligente uso del motor de Assassin’s Creed (bastante depurado respecto a la última vez que lo vimos), el resultado es muy similar al de una película de animación de gran presupuesto...pero jugable.
Uno de los elementos donde la magnificencia gráfica de Prince of Persia queda más patente son los escenarios, bellos y aterradores al mismo tiempo. Me explico: uno de las bases del argumento del juego es La Corrupción, un estado de maldad que ha invadido el reino del Príncipe, convirtiendo los paisajes naturales en parajes lúgubres y siniestros. Uno de los objetivos a cumplir será derrotar a los demonios que habitan dichos lugares, momento en el cual veremos la transformación de un escenario oscuro y triste en el mismo pero rebosante de colorido y vegetación.