Resident Evil 5
Toma de contacto con la demo japonesa.
Desde que resucitara el género del Survival Horror en 1996, Resident Evil se ha convertido en una de las franquicias más importantes de Capcom. Muchas cosas han cambiado desde entonces; las máquinas de hoy nada tienen que ver con la eterna PSX, la saga acaba de renovarse o de traicionar sus orígenes (según a quién preguntes) con el giro hacia la acción en la última entrega y Shinji Mikami, su creador, está ahora con nuevos proyectos para otras compañías. Sea como sea, esta generación necesita ya su ración de zombies… ¿o son infectados?
Pese a que en principio la demo publicada de Resident Evil 5 es exclusiva temporal para los usuarios japoneses de Xbox 360, en Eurogamer ya hemos podido probarla (como seguramente también muchos de vosotros, ¡pillines!) y aquí os ofrecemos nuestras primeras impresiones. Es uno de los juegos más esperados del próximo año, ¿cumplirá con las expectativas?
Esta vez, el héroe de la aventura es un viejo conocido, nada más y nada menos que uno de los protagonistas del primer capítulo de esta saga. Chris Redfield llega al corazón de África para tratar de resolver la situación de un pueblo prácticamente infectado en su totalidad con el T-Virus. Y esta vez tampoco estará sólo, porque le acompañará Sheva Alomar, una mujer escultural de la región donde transcurren los acontecimientos de la aventura.
Realmente, Resident Evil 5 sigue el exitoso –a la par que discutido– esquema jugable de su predecesor, por lo que las novedades en este aspecto no son excesivas. Precisamente, la aparición de Sheva es uno de los mayores alicientes de esta quinta entrega, ya que estará presente en todo momento ayudando y cooperando con Chris, aunque bien es cierto que en ocasiones puede llegar a resultar un lastre. Aunque no tanto como la Ashley de Resident Evil 4, claro. Se podría decir que Sheva es una mujer de armas tomar, como ya lo fuera en su momento nuestra añorada Jill Valentine.
La interacción entre ambos personajes es prácticamente continua. De hecho, da la sensación de ser un título pensado para disfrutarlo en modo cooperativo –disponible tanto a pantalla dividida como online–. Esto no lo decimos sólo por tener que protegernos a balazo limpio de los ataques de nuestros infectados enemigos, sino porque el menú de abordo así nos lo transmite.
Cada personaje posee su propio inventario, y en él está la opción de solicitar y dar determinados objetos al otro si así lo deseamos. El punto negativo –pero que aporta realismo al asunto– es que mientras accedemos al mencionado menú la acción no se detiene, por lo que tener que pedir munición en medio de un asedio puede atraer consecuencias negativas.
Esta interacción entre personajes no sólo se lleva a cabo en el inventario. Cuando nos topemos con algún ítem en pantalla nos dará la opción de quedárnoslo o de cedérselo al compañero. Además, ambos personajes deben colaborar para acceder a superficies más elevadas (a lo Army of Two aunque solo aupándose Sheva) o para quitar de un golpe a un enemigo que haya agarrado a nuestro compañero de batalla. Además, si uno de los dos cae derribado, el otro deberá acercarse para reanimarle al más puro estilo Gears of War, ya que si uno de los dos fallece, la partida termina.
La demo permite disputar dos niveles: “Asamblea Pública” y “Poblado de Chabolas”. En el primero de ellos avanzamos unos metros tranquilamente hasta llegar a una cabaña donde, tras una escena que deja entrever que no será un juego para los más sensibles, somos atacados por una inmensa horda de infectados sedientos de nuestra sangre. El único objetivo consiste en aguantar con vida unos diez minutos hasta que recibamos ayuda por helicóptero.