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Resistance: Retribution

¡Soy James Grayson, zorras!

Con más de cincuenta millones de consolas vendidas desde su lanzamiento, la portátil de Sony vive una segunda juventud gracias a la nueva hornada de títulos exclusivos que han aparecido en escena casi sin avisar. Como tuvimos la ocasión de comprobar hace tan solo unas semanas con Patapon 2, las plegarias del gigante nipón a los estudios de desarrollo han sido escuchadas, y como consecuencia directa esta semana os traemos Resistance Retribution, la siguiente franquicia de éxito que da el salto a la portátil de ébano. De la mano del estudio americano Sony Bend nos llega un título orientado por y para PSP; nada de ports sin mimo ni adaptaciones forzadas. Lo que tenemos entre manos es algo bueno, al nivel de Chains of Olympus o... ¿Quién sabe si mas?

Eso que usted llama infierno, él lo llama hogar

Los acontecimientos narrados durante el juego, al más puro estilo del cine de acción de los noventa (elevando el concepto de “ejército de un hombre” hasta cotas casi ridículas), se sitúan en algún punto intermedio de los eventos que discurren entre la primera y segunda entrega de la saga (para PS3). Así, viviremos el conflicto Quimera desde el mismísimo corazón de Europa en la piel del teniente James Grayson, militar reputado de las filas inglesas, desertor, leyenda, condenado a muerte, indultado, rebelde Maqui y varios calificativos más de menor importancia.

El trasfondo del protagonista lejos de lo que os podáis imaginar o estéis acostumbrados en PSP, tiene vestigios de cierta elaboración argumental que se agradece sobremanera. Las cinemáticas, muy buenas por cierto, y los diálogos por radio o los preámbulos de las misiones se encargan de dibujar conceptualmente a un Grayson perturbado por la visión de su hermano moribundo en la mesa de operaciones de un centro de conversión Quimera. A raíz de este suceso, James deserta de las filas inglesas para hacer las guerra por su cuenta, forjándose así cierto mito en la clandestinidad hasta que es capturado y condenado a muerte. Pero el indulto no tardará en cruzarse en su camino hacia el corredor de la muerte, puesto que el comandante Mallory, y la chica científica/soldado de turno, le proponen trabajar para la resistencia Maqui con la intención de desarrollar y probar una vacuna que puede detener el proceso de conversión de humanos. Dicho y hecho. James sube a un transporte que se dirige a Rotterdam para una misión más allá de las filas enemigas, y que, ¡demonios!, es el primero que derriban los antiaéreos.

John, creo que estamos volviéndonos demasiado blandos. ¡Sólo un poco, señor!

Es cierto que el argumento tiene parte de protagonismo en este tipo de juegos, o por lo menos se le requiere para que no sean el Duck Hunt next-gen, y un protagonista con pelo en pecho agrada a casi todo el mundo, admitámoslo. Pero si el control no se ajusta mínimamente al juego, toda la estructura se viene abajo al instante, lo que nos lleva a preguntarnos qué tal se desenvuelve Resistance Retribution con la mutilada PSP.

La respuesta es contundente; de maravilla. El sistema de control es heredero directo de otro trabajo de Bend, los Syphon Filter portables. ¿Un shooter en tercera persona en una consola con un sólo stick? ¿Y funciona?

Amigos, siempre hemos tenido el segundo stick delante de las narices y nadie se había percatado antes (bueno, en Eurogamer sí, pero no queríamos hacerle el trabajo a los diseñadores). Los cuatro botones principales hacen la función de tal herramienta, tan necesaria para mover la vista vertical y horizontalmente. De esta forma el esquema se nos presenta con el stick para los pasos laterales y el avance/retroceso mientras que con círculo, cuadrado, triángulo y equis apuntamos. A primera vista puede parecer un tanto caótico pero os podemos asegurar que al cabo de una hora se adapta como un guante a la mecánica de juego.

Gran parte del mérito se le puede otorgar al sistema de apuntado asistido que facilita muchísimo la balacera pero que a su vez, no convierte el juego en un paseo bajo la Luna. La sensación de dinamismo en los combates, ese “pin-pan-pun-y a otra cosa” de las versiones PS3, sigue presente gracias a esta posibilidad. Además, los más exigentes siempre podréis desactivarlo si no termina de convencer, pero os aseguramos que no vais a necesitarlo porque…