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Rooms: The Main Building

¡Ordena la habitación!

Hace ya tiempo que jubilé mi vetusto Cubo de Rubik con una lágrima en los ojos más grande que el final de El Club de la Lucha, porque amigos, no es que los rompecabezas estén en la cresta de la ola del entretenimiento a día de hoy, y muchos menos los “analógicos”, pero no cabe duda de que el buen hacer de títulos como Professor Layton o Echochrome y las ventajas que ofrecen las consolas portátiles los han vuelto a hacer atractivos para todos, aficionados y desarrolladores.

Ahora, años después de tirar ese artefacto salido directamente de Hellraiser que tantos golpes en el suelo y frustración generaba recibo Rooms: The Main Building, otro de esos videojuegos de puzzles que se introducen en la cabeza y es necesario un exorcismo para lograr olvidarse de ellos. Abrí el paquete y entonces volví a llorar.

La premisa sobre la que se sostiene el juego narra cómo el personaje principal recibe una invitación para ir a un mundo extraño en el que se encuentra Rooms, una especie de complejo residencial de aires victorianos muy a la Jack el Destripador y bastante siniestro. Como es habitual en estos casos, cuando una invitación, transporte o puerta te lleva a otro lugar lo primero que hay que hacer es buscar la salida sin importar cómo ni por qué, así que manos a la obra.

Para hallar el camino de vuelta habrá que recorrer todas y cada una de las habitaciones de las distintas mansiones del mundo de Rooms.

Alcanzar la puerta de salida vuelve a ser el puzzle a resolver. Para hacerlo un poco más difícil la habitación en la que se encuentra el jugador está dividida en bloques móviles de la misma forma que los rompecabezas aquellos de nuestra infancia de 5x5 bloques con uno vacío que permitía el movimiento, pero con la salvedad de que cada cuadradito tiene sus ventajas y sus limitaciones. El objetivo ahora no es formar una imagen reordenando los bloques (aunque hacerlo tiene un bonus de puntuación) sino abrir el camino que llevará al protagonista desde su posición inicial hasta la puerta de salida. La pega es que solo podremos mover el recuadro donde éste se encuentra, además de poder avanzar por ellos dependiendo de sus características. Suena un poco complicado de entender pero el concepto se coge rápido en la práctica.