Secret Files 2: Puritas Cordis
USAR aventura gráfica CON consola blanca.
Los primeros minutos de juego son suficientes para familiarizarnos con el sistema de control de Secret Files 2. Gracias al puntero de Wii, el manejo del cursor confiere la agilidad suficiente para poder explorar los escenarios con precisión. Como sucedía en la primera parte, la mayoría de emplazamientos cuentan con numerosos puntos de interés, que podremos ver resaltados pulsando – o + en nuestro Wiimote. Aunque se nos da la opción de manejar a los personajes mediante el stick analógico del Nunchuk, desde aquí recomendamos fervientemente la desconexión de este elemento, pues las animaciones que se generan cuando giramos o cambiamos de ritmo bruscamente se hacen especialmente molestas. El Point and Click de toda la vida resulta idóneo para manejar a los personajes, confiriendo dos niveles de velocidad según lo alejado que marquemos el punto de destino, haciendo la experiencia más cercana a las aventuras gráficas que tanto nos han hecho disfrutar.
Por otra parte, el acceso al inventario, la gestión de los diferentes objetos y la lectura del diario se tornan ágiles y sencillas, pudiendo combinar varios elementos sin ningún tipo de problema. Esto se agradece especialmente, pues la filosofía de la aventura hace que recurrir al ensayo/error se convierta en una dinámica más habitual de lo que nos hubiese gustado. Y es que los puzzles, lejos de ser un mero trámite para avanzar en la trama, se presentan como un verdadero quebradero de cabeza para el jugador más experimentado.
Por suerte para algunos, por desgracia para otros, el sistema que facilita la visualización de elementos interactuables se complementa con un apartado de pistas, al que podemos acceder a través del diario. Si bien es cierto que no es de obligada lectura, su fácil acceso puede repercutir en el abuso de estas ayudas como vía de escape ante una rocambolesca sucesión de puzzles. Porque, mientras algunos rompecabezas suponen un reto para el jugador, por medio de propuestas jugables bastante adictivas, muchos otros recurren a las más retorcidas mecánicas, obligándonos a utilizar y combinar de forma surrealista los más (aparentemente) inútiles objetos. La superación de estos puzzles suele provocar consecuencias igualmente imprevisibles.
Dentro de un contexto interactivo de diseño desenfadado, esta tendencia hacia lo absurdo podría traducirse en un divertido desarrollo jugable. No obstante, en un espacio escénico figurativo como el de Puritas Cordis, dichos recursos contrastan con el guión principal de la aventura, cuyas pretensiones se dirigen hacia la elaboración de un hilo argumental coherente. Dependiendo de nuestro nivel de habilidad y del uso que le demos a las ayudas, la historia puede tener una duración situada entre las 13 y las 20 horas de juego.
Por suerte, determinadas partes del título resultan tremendamente divertidas, pues logran mantener la tensión que ofrece su argumento, respaldándola con una acertada combinación de elaborados puzzles y variadas mecánicas. Podemos destacar que la cooperación entre varios personajes, necesaria para superar algunos de los mejores tramos que ofrece el título, se muestra como el elemento más inspirado del videojuego programado por Fusionsphere Systems y Animation Arts.