Soplando las velas
El quinto cumpleaños de Xbox 360.
¿Han pasado realmente cinco años? Un vistazo rápido al calendario confirma que sí, que Xbox 360 soplará esta semana las velas de su pastel de cumpleaños (algo que a mi modelo no slim le supondrá muy poco problema), pero es difícil aceptar el hecho de que la campeona de Microsoft lleve ya media década entre nosotros.
No es que, por supuesto, mi Xbox 360 actual haya durado media década. Tristemente, si el hardware de la consola es recordado por algo en el futuro, será por su atroz ratio de fallos en las primeras versiones. Una gran cantidad de los early adopters ya no tiene sus consolas originales, y un increíblemente caro programa de reparaciones junto con el eventual lanzamiento de un hardware rediseñado fue necesario para salvar la reputación de Microsoft como vendedor de hardware.
Y aunque el anillo rojo de la muerte ya ha entrado en la cultura popular del mundillo - y seguramente no será recordado con cariño como en consolas anteriores, como poner tu PlayStation boca abajo o soplar los pins de un cartucho de SNES - eso no ha entorpecido la marcha imparable que ha colocado a Microsoft en una cómoda posición por delante de Sony en términos de base instalada.
Curiosamente esa no es la posición en la que muchos analistas esperaban ver a la compañía. Desde un principio se pensó de forma generalizada que Xbox 360 sería una propuesta mucho más seria de lo que había sido la Xbox original - que la segunda consola de Microsoft sería muy diferente de la primera, reflejando tanto las duras lecciones aprendidas con Xbox como la fuerte relación con los desarrollos third-party que se habían conseguido en los anteriores cinco años.
Ya fuera de forma expresa o tácita, sin embargo, la mayoría parecía estar de acuerdo en que era una carrera que tenía que perder Sony - incluso cuando Microsoft tomó un año de delantera se oían cosas desde Sony Computer Entertainment (o al menos en las arrogantes declaraciones de su por aquel entonces máximo responsable, Ken Kutaragi) no demasiado esperanzadoras, y parecía inconcebible que Sony metiera la pata tanto como para dar a Microsoft una ventaja a largo plazo.
Pero aquí estamos, cinco años más tarde, y PlayStation 3 todavía sigue por detrás de Xbox 360. A veces va ganando algo de terreno, a veces la diferencia aumenta, y a medida que la base instalada de ambas va creciendo la diferencia se hace estadísticamente menos significativa - pero desde un punto de vista psicológico Microsoft puede sacar pecho y proclamar que solo le ha costado un intento de prueba para producir una consola que supere lo mejor de Sony.
Por supuesto, lo que nadie podía predecir hace cinco años no era que la Xbox 360 pudiese rendir bien - incluso mejor que Sony - sino que Nintendo se comiese a ambas con patatas. Eso es precisamente lo que ha ocurrido, claro. Microsoft y Sony, y sus respectivos fans, disfrutan hablando sobre el actual declive de Wii, pero nada puede negar que Nintendo es todavía una fuerza dominante en el mundo del hardware, con una clara ventaja en su base instalada y primeros puestos regulares en las listas de ventas de varios territorios clave.