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Spider-Man: Shattered Dimensions

Dimensiones no tan alternativas.

Uno puede imaginarse el momento en el que se decide que la "realidad" del Universo Marvel no es la única, tan sólo una entre millones y millones de dimensiones alternativas como una tira en la que sale un directivo de la compañía con un globo con una bombilla dentro y una onomatopeya de caja registradora abriéndose. A principios de los 80 se comenzó a explotar esta idea, que si bien por momentos ha degenerado (espero que no llegue al nivel de las resurrecciones gratuitas que nos brindan últimamente), también ha producido grandes series y también personajes capaces de disputarle el protagonismo al original. Siendo otra de las aficiones de la Marvel los crossovers es inevitable que, como en este caso, algunos de ellos terminen por reencontrarse.

Spider-Man: Shattered Dimensions comienza con Misterio robando una Tablilla que parece poseer poderes místicos. Nuestro amigo y vecino Spider-Man acude al rescate, pero le sale el título por la culata y termina destrozándola , mandando los pedazos a tres dimensiones diferentes aparte de la suya, donde viven héroes arácnidos alternativos: Noir, que vive en el año 1933 y lucha mediante sigilo; Ultimate, poseído por el simbionte; y 2099, un héroe del futuro encarnado por Miquel O'Hara. Todos ellos deberán arrebatar los trozos de las tablillas a diversos enemigos de la factoría Marvel en sus diferentes dimensiones, ya que incluso por separado son capaces de otorgar un gran poder a quien las tiene.

El juego se divide en tres actos con cuatro niveles cada uno, que corresponden a los diferentes Spider-Man. En la práctica, esto se convierte en dos tipos de juego diferentes. Amazing (de ahora en adelante llamaremos así al Spiderman "clásico"), Ultimate y 2099 tienen niveles de hack and slash, con una evidente influencia de God of War, hasta el punto de que muchos movimientos tienen animaciones idénticas a las del espartano. Por su parte, los niveles Noir son de infiltración, teniendo en mente en esta ocasión al Batman: Arkham Asylum.

Sobre los tres primeros, la sólida base jugable de la que parten no sufre excesivos cambios, si bien los agarres aéreos ganan un enorme protagonismo, siendo imprescindibles para superar a ciertos enemigos y le dotan de una mayor profundidad de la que cabía esperar. Por lo general los enemigos nos superarán muy ampliamente en número, siendo en ocasiones difícil de distinguir a nuestro personajes entre la horda de criaturas (detalle negativo: son diferentes skins del mismo bichejo, lo cual queda bastante cutre), especialmente en el universo Ultimate.

Todos ellos se mueven en fases completamente lineales y scriptadas, con una estructura muy similar entre ellos: ataque del jefe y posterior huida, destrozar decenas de enemigos menores, lucha contra un mid-boss, rescatar civiles, otro mid-boss, más enemigos menores, el jefe final activa su pieza de la tablilla y luchamos contra él por última vez. Entra dentro de lo previsible, pero es que por momentos parece que estemos jugando al mismo nivel con diferente trasfondo, lo cual es especialmente criminal en niveles como el de Deadpool, que te obliga a realizar el mismo objetivo una barbaridad de veces (aprovecho la ocasión para reivindicar a uno de mis personajes favoritos de la Marvel. Para muestra, un botón, bueno vale, aquí otro).