Splinter Cell: Conviction
Arma letal.
La nueva aventura del agente Sam Fisher se sitúa tres años después de los acontecimientos de Double Agent, curiosamente el mismo tiempo que ha tardado Ubisoft Montreal en dar forma a esta quinta entrega de su saga Splinter Cell. Atrás quedan los días en que este espía trabajaba para la agencia secreta Third Echelon, ahora es un renegado que huye de su pasado y al que visto lo ocurrido en la anterior entrega es bastante improbable que el gobierno de los Estados Unidos vuelva a contar con sus servicios. Recordad, no solamente tuvo que “encargarse” de su mejor amigo, sino que vio como asesinaban a su hija.
Retirado de circulación y oculto en la ciudad de Valetta, en Malta, este Sam que está de vuelta de todo recibe una misteriosa llamada en la que se le advierte que su vida corre peligro. Empieza aquí el clásico argumento paranoide al que tan acostumbrados nos tienen los productos de la marca Tom Clancy. Sus ingredientes básicos vuelven a estar presentes: conspiración, tecnología armamentística, lealtad y –sobre todo en esta ocasión– venganza; y es que esta vez nuestra misión será puramente personal.
No hay duda de que aquellos que afirmaban que Sam era un héroe aburrido están equivocados, porque efectivamente entrega tras entrega ha ido evolucionado y esto es algo que se nota más que nunca en esta nueva aventura. Desde que el juego fue mostrado en el pasado E3 se ha venido comentando que este nuevo enfoque que se le ha dado al personaje recuerda bastante al de otros espías de ficción como son Jack Bauer de la serie 24 y Jason Bourne, surgido de las novelas de Robert Ludlum y que el actor Matt Damon se encargó de popularizar a lo largo de tres películas. Lo cierto es que ambos son buenos ejemplos del tipo de personaje que nos encontraremos en este juego y que el propio título 'Conviction' sintetiza de forma acertada.
"Donde pongo yo el ojo..."
Nuevamente nos encontramos ante un juego de acción y sigilo en el que deberemos atravesar diferentes niveles cumpliendo los objetivos que nos vayan encargando, pero como hemos dicho la propia naturaleza del argumento y del protagonista hacen que el tono de esta entrega sea algo distinto de lo visto hasta el momento en la saga. Lejos de perder facultades parece que el Sam Fisher que nos encontramos esta vez es más letal que nunca. Quién sabe, quizás es que no le motivaban suficiente en Third Echelon, pero el caso es que nos encontramos ante de un título de esos que a la que dominas el control acaba ofreciéndote una experiencia muy satisfactoria. En otras palabras, te recompensa por jugar bien.
La forma como avanzamos por los niveles es muy fluida, siempre disponemos de diferentes formas de afrontar las diferentes situaciones y tanto podemos ser extremadamente sigilosos como ruidosos. Podemos utilizar ambos métodos para llegar al final, pero obviamente, siempre será preferible hacerlo con la mayor discreción posible. En sentido, a nivel jugabilidad esta quinta entrega de Splinter Cell es muy robusta, da gusto encontrarse con un sistema de control que responde de forma tan precisa y que además es amigable de cara al usuario. Al mismo tiempo la dificultad (al menos a nivel Normal) está perfectamente ajustada. Si los enemigos nos descubren y abren fuego sobre nosotros moriremos fácilmente, pero repetir las secciones no es algo pesado. Todos estos elementos dan como resultado un juego que engancha, pica y divierte a partes iguales.
Sobre este último aspecto, la dificultad, cabe destacar que Conviction es ligeramente más fácil que las anteriores entregas, pero esto no es debido a que los enemigos sean menos fieros sino a las nuevas tácticas que podemos desplegar, la más importante de las cuales es la llamada “Marcar y Ejecutar”. Esta nueva habilidad nos permite seleccionar diferentes objetivos y marcarlos pulsando “RB” sin que ellos se den cuenta. El número de objetivos que podemos marcar varia dependiendo del arma que utilicemos y de cuánto la hayamos mejorado. Así, una vez hemos marcado a nuestros enemigos simplemente hemos de pulsar “Y” y Sam se encargará automáticamente de fulminarnos rápida y letalmente.