Tropico 3
Ponte a régimen.
Dicen que los dictadores siempre sospechan. Y yo sospecho que el papel de malos en las películas y los telediarios es un cliché sin fundamento alguno. Que exterminen a miles, o incluso millones de personas, que impongan su doctrina a la fuerza o que conviertan su entorno en un tiro al pichón a gran escala son, evidentemente, detalles sin importancia. Como aquel dictador que para eliminar a sus opositores los metía con un balón en un avión y en pleno vuelo abría la compuerta y les decía : "Hace un día estupendo, salgan a jugar".
El caso es que revolucionarios, dictadores y/o directivos de ETT’s siempre han sido tachados de pérfidos e insidiosos, pero ¿somos justos con ellos? Huyamos de los clichés, por favor. ¡Ey! un cliché. Pues me voy corriendo. ¡Que gran filosofía de vida!
Vale, vale, ya os estaréis preguntando de qué va esto. Pues viene a cuento precisamente porque el título de Haemimont Games está aquí para sanear el tópico ese de que todos los simuladores de gestión económico-política-urbanística-social son un una caca. La opinión está ahí, y a los mandos de un lidercillo totalitario de tres al cuarto nos vamos a encargar de borrarla de un plumazo.
La tercera parte de la saga Trópico, iniciada en 2001 por el estudio americano PopCap Games, es un desarrollo de Haemimont Games, empresa búlgara responsable de títulos relativamente sonados dentro del género estratégico como Tzar o Imperivm, y que viene a confirmar la alternancia de creadores que han tenido todas y cada una de las entregas.
El principal problema con el que se enfrentaban sus creadores era retomar el tono satírico y la tensa ambientación que mantenían las políticas socialistas revolucionarias y los regímenes dictatoriales de un país virtualmente caribeño en el Trópico original, ya que su sucesor no estuvo demasiado acertado al desviarse hacia el folclore de los piratas, tanto en contexto como por simplificación de mecánicas. Pero de nuevo ese espíritu, esa chispa que alejaba al juego de ser un SimCity latinoamericano, está ahí, brillando con fuerza. Seguro que agradará a los fans del original.
Como ya dijo Xavi, en Trópico 3 "tienes que ponerte en la piel, barba y sombrero de un líder caribeño y guiar a tu país con el estilo político que más te agrade. Es un juego en el que se satiriza con personajes como Fidel Castro o Augusto Pinochet, por ejemplo. Algunos adoran su humor y otros tantos detestan profundamente una presunta frivolización de ciertos temas en los que se incurre". Nosotros, por supuesto, estamos totalmente a favor de todo lo que sea echarse unas risas. Y las primeras no tardan en llegar pues lo primero que hay que hacer en esta ocasión es personalizarnos nuestro propio "Presidente".
Aunque el juego ya trae una amplia selección de dictadores reales para hacernos las veces de avatar, siempre es más divertido crearte el tuyo propio, ponerle un bigotazo prominente, y elegir trasfondo, virtudes y defectos a gusto. El abanico de opciones es amplio a la par que hilarante, con perlas del calibre de "flatulento", "alcohólico" o "Síndrome de Tourette", que pueden tener un peso importante en la partida, especialmente bajo ciertas condiciones.