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White Knight Chronicles II

Un híbrido sin identidad.

Es evidente que la industria del videojuego japonesa atraviesa una crisis descomunal. Lejos quedan las épocas en las que no había mercado que les pudiera hacer sombra; en la actual generación, las desarrolladoras occidentales se han repartido todo el pastel, dejando apenas unas migajas para los antiguos reyes del ocio electrónico.

El rol japonés, probablemente el género que más alegrías –y beneficios- le ha otorgado, es la muestra perfecta del crítico estado de salud que están atravesando. Cuesta mencionar JRPGs que hayan estado a la altura en la generación HD, e incluso las propuestas más mediáticas son casos flagrantes de un nivel mediocre. Quizás sea un estilo de juego excesivamente manido que necesita un lavado de cara drástico.

En febrero del año pasado desembarcó en nuestro país White Knight Chronicles, tras casi dos años desde su publicación en Japón. El título, creado por Level 5 (Profesor Layton, Dragon Quest VIII), pretendía dar un pequeño giro al mundo de los JRPG añadiendo componentes propios de un MMO, pero el resultado no fue excesivamente halagüeño. Ahora, cuando apenas ha pasado un año, aterriza su secuela. Y, desgraciadamente, peca de ser excesivamente continuista y desmesuradamente arquetípica.

Eso sí, un detalle de agradecer y que no hay que pasar por alto es que en el Blu-ray se ha incluido también la primera entrega, la cual resulta prácticamente imprescindible haber completado. El comienzo de su secuela es verdaderamente confuso y no incluye ni siquiera un mísero tutorial para recordar cómo se jugaba, aunque si os falta tiempo libre podéis comenzar directamente White Knight Chronicles II con todos los personajes en nivel 35 o importar los datos guardados de la primera entrega con todos los objetos y el nivel obtenido con anterioridad.

En White Knight Chronicles II los chicos de Level 5 han vuelto a tropezar prácticamente en todas las piedras que provocaron que su predecesor no pasara de ser un título del montón. La trama argumental posee nula originalidad y menor capacidad aún de sorpresa para mantener al jugador con un mínimo de intensidad. Situada temporalmente un año después del final de la primera entrega y enviado por la princesa Cisna, el protagonista de la aventura vuelve a ser Leonard, dueño de un poder que le permite convertirse en un inmenso caballero blanco. Junto a su séquito de compañeros deberá evitar que el villano de la función, Grazel, consume sus planes de dominar el mundo tras levantar su propio imperio. Aunque evidentemente hay historias paralelas, esto es lo que nos ofrece WKC II a grandes rasgos, una narrativa anodina y previsible.

A nivel jugable repite también la fórmula de la primera entrega. Como ya hemos comentado, nos encontramos ante un híbrido un tanto extraño que combina el J-RPG con influencias y detalles propios de un MMO. La mezcla puede agradar a los usuarios acérrimos a ambos géneros, sin duda, pero da la sensación de querer abarcar demasiadas cosas y acaba haciendo aguas.